domingo 17 de marzo de 2024
Editorial

El caso Djokovic y el ejemplo de Australia

Después de permanecer 11 días en Melbourne, seis de ellos detenido y en aislamiento dentro de una habitación de hotel, el tenista Nº 1 del mundo, el serbio Novak Djokovic, abandonó ayer Australia, expulsado por el gobierno previa cancelación de su visa de ingreso a ese país. Y así el primer Grand Slam del año se quedó sin su máximo favorito y nueve veces ganador.

Según Scott Morrison, primer ministro australiano, la medida se debió a motivos de salud y de interés público: “La decisión se ha adoptado por motivos de salud, seguridad y mantenimiento del orden, sobre la base de que era de interés público”. Djokovic, por su parte, declaró que se sentía profundamente decepcionado con el fallo, pero que lo respeta.

Los abogados contratados por el serbio, de 34 años, no lograron convencer al tribunal de las Cortes Federales de que su cliente no supone una amenaza para la comunidad a pesar de no estar vacunado contra el Covid-19, y que tampoco alimenta el movimiento contrario a la vacunación. La decisión, adoptada por unanimidad por los tres jueces del tribunal, no es apelable.

James Allsop, Anthony Besanko y David O´Callaghan, los tres jueces que presidieron la vista, dieron la razón a los servicios jurídicos del Gobierno de Australia, impulsados por la acción de Alex Hawke, el ministro de Inmigración, que el viernes ejerció la potestad que le otorga su cargo para, a título personal, volver a cancelar el visado del balcánico y recluirlo de nuevo en el hotel de cuarentena en el que ya había estado cinco días.

La postura del gobierno local se concentró en remarcar la voluntad expresa de no vacunarse de Djokovic y su papel de figura pública, para justificar así esa hipotética influencia que podría tener en la población, especialmente en aquel sector que todavía duda acerca de si administrarse o no la inmunización, o aquellos que no están convencidos de inyectarse la dosis de refuerzo.

“(Djokovic) pudo vacunarse mucho antes de conocer su contagio, a mediados de diciembre. El hecho de no haberlo hecho refleja su voluntad de forma evidente. Por ello, el ministro considera que su permanencia en Australia puede motivar a otros a querer seguir su ejemplo, circunstancia que supondría un claro riesgo para la sociedad”, expuso el jurista oficial, que también se refirió a la entrevista concedida por Djokovic al diario L´Equipe, el 18 de diciembre en Belgrado, el día después de haber recibido el resultado de la prueba PCR que confirmó su contagio.

Otro ex número 1 del mundo, el español Rafael Nadal, simplificó el tema de forma magistral: “Está más que claro que Novak Djokovic es uno de los mejores jugadores de la historia, sin duda. Pero no hay ningún jugador que sea más importante que un torneo o que el deporte por sí mismo. Los tenistas vienen y van, y después vienen otros jugadores. Ninguno, incluso Federer, Novak, yo, Björn Borg, que era magnífico en su momento. El tenis sigue”.

De modo que el país oceánico, pese a las posturas contrarias, como las del gobierno serbio, impuso autoridad para hacer cumplir reglas sanitarias que son comunes, o debieran serlo, en todo el mundo. La salud de la población está antes que nada. Al no ser obligatoria la vacuna contra el Covid-19, la gente tiene derecho a no aplicársela, pero ese derecho llega hasta comienza el de los demás a no ser contagiados por tal actitud.n

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