Dardo "Peque" Condorí, rechazó un juicio abreviado y asumió el riesgo de una condena a prisión perpetua.
La causa por el asesinato de Raymundo “Gringo” Barrionuevo adquirió una inesperada proyección institucional con el rechazo del acusado, Dardo “Peque” Condorí, a aceptar una pena de entre 8 y 10 años de prisión en juicio abreviado a cambio de hacerse cargo del crimen.
Es una inusual apuesta a todo o nada. Condorí se juega a lograr la absolución o a que le impongan una condena de prisión perpetua por “homicidio calificado por ser cometido con ensañamiento y por criminis causae”.
El juicio será por jurados, en noviembre. Marcos Gandini, abogado del reo, anticipó en declaraciones a la prensa un elemento de su estrategia defensiva inquietante: entiende que su cliente está en prisión desde enero de 2023 porque la Justicia no quería agregar otro ingrediente crítico a su desempeño al clima social caldeado por el asesinato del ministro de Desarrollo Social Juan Carlos Rojas, que se había perpetrado poco más de un mes antes.
Podría ser una maniobra distractiva, pero resulta llamativo que Condorí se haya negado a un juicio abreviado que le hubiera permitido salir de la cárcel en poco tiempo para afrontar el riesgo de la perpetua.
La decisión convierte a Condorí en objetor del poder que lo tiene preso hace dos años y medio. De haberse allanado a la propuesta, las eventuales deficiencias o arbitrariedades de la instrucción del expediente jamás hubieran sido controvertidas ante la opinión pública.
“En su momento, se acercó muy informalmente una propuesta y mi cliente dijo que no, que él quería enfrentar el juicio, que la verdad saliera a la luz, bajo el riesgo de que ante una condena, la única pena es perpetua. Una persona que quiere afrontar un juicio y que está convencido de su inocencia, no va a reconocer un hecho que no ha cometido. Mi cliente ni siquiera lo pensó. Él dijo: ‘Como le dije a usted, doctor, yo sé que estoy acusado de algo muy grave, pero soy inocente y a eso lo voy a defender hasta el día que me muera”, contó Gandini.
Las manifestaciones del letrado pasaron desapercibidas en un contexto judicial conmocionado por las alternativas del incierto Jury al fiscal de Instrucción Hugo Costilla, quien casualmente tiene a su cargo la investigación del Caso Rojas. En ese proceso, que en diciembre cumplirá tres años, continúa como única imputada Silvina Nieva, exempleada del gremio gastronómico y del propio Rojas, quien estuvo detenida durante una semana y debió ser liberada por errores procesales. Tuvo suerte: capaz que si esos errores no eran advertidos por la Justicia de Garantías todavía seguía presa, como Condorí.
Raymundo “Gringo” Barrionuevo fue brutalmente asesinado en su casa del barrio capitalino San Ramón el 15 de enero de 2023. Lo golpearon y le asestaron más de 30 puñaladas.
El cadáver de Rojas había sido encontrado por su hijo Fernando pocas semanas antes, el 4 de diciembre. El fiscal Laureano Palacios inició la investigación como muerte por causas naturales, pero debió cambiar el rumbo a las pocas horas cuando el gastronómico Luis Barrionuevo denunció públicamente que había sido un homicidio. El clima político y social se enardeció, con la Justicia en el vértice de la controversia. En ese marco, para Gandini, “el Poder Judicial necesitaba sin dudas, urgente, un culpable” para el asesinato de Barrionuevo.
“Condorí es producto de dos necesidades: la necesidad del Poder Judicial de tener un culpable por la presión social que ejercía el asesinato de un ministro un mes antes; y la presión de la familia Barrionuevo, ya sea para ocultar algún miembro de su propia familia o porque tienen la íntima convicción de que esa persona que ven en el video es Condorí”, consideró.
Condorí fue capturado de hecho en tiempo récord. Diez días después del homicidio de Barrionuevo, el 25 de enero, le impusieron la prisión preventiva en la que permanecerá hasta al juicio. Las declaraciones de Gandini colocan en la picota, nuevamente, al Poder Judicial. Un jurado popular decidirá si Condorí es un asesino o un chivo expiatorio de la Justicia acorralada por su inoperancia en el Caso Rojas.