miércoles 3 de septiembre de 2025
Cara y Cruz

Lógica defectuosa

Los paupérrimos resultados que obtuvo en Corrientes el candidato a gobernador de La Libertad Avanza, Lisandro Almirón, expusieron el error en el que incurrieron los estrategas oficialistas al aplicar en las provincias del interior las lógicas de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires.

La factura recae sobre “El Jefe” Karina Milei y sus laderos del menemismo residual. Ya habían utilizado el mismo diseño de “paladares negros” en otras provincias de elecciones desdobladas y lograron triunfar con él en CABA sobre un macrismo diezmado, pero Corrientes ofrecía una escenario mucho más dramático y definitorio, porque no se elegían solo legisladores sino también gobernador.

Confiado en el influjo de la “ola violeta”, el “karimenemismo” acorraló al gobernador radical Gustavo Valdés al descartarlo como aliado y pagó un precio altísimo, potenciado por el impacto del incidente “Karina 3%” que reventó pocos días antes de los comicios.

Los estrategas libertarios aplican la lógica del área metropolitana a las provincias, donde rigen culturas políticas singulares. Los estrategas libertarios aplican la lógica del área metropolitana a las provincias, donde rigen culturas políticas singulares.

Almirón no llegó al 10% de los votos y quedó en cuarto lugar, superado por el justicialismo y la fuerza que articuló Ricardo Colombi, escindido del esquema gobernante. Juan Pablo Valdés, hermano del gobernador, logró una victoria aplastante con el 52% de los sufragios que ofrendó a la flamante alianza “Provincias Unidas”.

La captura de referentes del PRO puede haberle servido a La Libertad Avanza para ganar CABA, pero en las provincias rigen lógicas diferentes, muy marcadas por las características de cada distrito. La gravitación de los ingredientes singulares de cada cultura política se acentúa en este turno por la implosión de las organizaciones que orientaron la disputa política hasta 2023 como articuladoras de alcance nacional.

Con todo el peso de su apuesta sobre el poder del sello, Karina Milei y los Menem subestimaron un elemento obvio: en las provincias no enfrentarían al kirchnerismo, sino a gobernadores que redoblarían sus esfuerzos para revalidar sus gestiones ante la acechanza libertaria y retener poder de fuego en el Congreso.

El kirchnerismo pudo proyectar su determinante incidencia en la Provincia de Buenos Aires a todo el país mientras tuvo el control de los recursos de la Casa Rosada. Ahora está en declinación, envuelto en la interna entre Cristina y el gobernador Axel Kicillof, de modo que los caudillos provinciales que se enfilaban en ese sector maniobran en forma autónoma, ajustados a los criterios que consideran más adecuados para la continuidad de sus proyectos. Lo mismo puede decirse de los gobernadores e intendentes que fichaban en Juntos por el Cambio.

La fragmentación de las dos grandes alianzas demandaba una estrategia de construcción acorde, pero los libertarios usan un formato idéntico para realidades muy disímiles. Esta falla conceptual revela una profunda ignorancia que en Corrientes quedó al desnudo. Ignorancia supina, pues deviene de la negligencia. Acotado al área metropolitana, Milei se dedicó a viajar por todo el mundo como “rock star” de la ultraderecha y beneficiario de distinciones insignificantes.

“Lule” Menem y Karina le exigían a Valdés prácticamente el cogobierno de la provincia, con la vicegobernación y los primeros lugares expectantes en las listas legislativas. La desmesura de tales pretensiones se manifestó en las urnas: menos del 10% y chances anuladas de meter uno de los 3 diputados nacionales que se juegan allí el 26 de octubre.

El triunfo de los Valdés fue celebrado incluso por mandatarios que se aliaron con La Libertad Avanza debido a las particularidades de sus provincias, como los radicales Alfredo Cornejo, de Mendoza, y Leandro Zdero, de Chaco. Los que impulsan “Provincias Unidas” festejaron con la incorporación del sexto gobernador: Corrientes se suma de cara a octubre a Córdoba, Santa Fe, Chubut, Santa Cruz y Jujuy. Linda junta para el medio término, en una escena signada por la atomización.

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