En el marco de las celebraciones por la Revolución de Mayo, nueve artistas plásticas autoconvocadas exponen en Valle Viejo una muestra que atraviesa el relato patriótico. Hasta el 29 de julio estarán en exhibición con entrada libre y gratuita.
Nueve artistas exponen sus trabajos buscando resignificar el rol de la mujer en la Revolución de Mayo.
En el marco de las celebraciones por la Revolución de Mayo, nueve artistas plásticas autoconvocadas exponen en Valle Viejo una muestra que atraviesa el relato patriótico. Hasta el 29 de julio estarán en exhibición con entrada libre y gratuita.
Esta exposición articula una mirada profundamente contemporánea sobre los procesos de revolución, cuestionamiento y transformación. Se inserta en una línea de trabajo que, desde hace algunos años, busca reconstruir el rol de las mujeres en la composición de la nación, rescatando un protagonismo históricamente silenciado. En esa tarea de resignificar la identidad de la Patria, “Matria” funciona como una celebración alternativa: una que revisa y reescribe el relato desde otras voces, otros cuerpos, otros territorios.
Celina Galera, Marina Cubas, Marta Martínez, Griselda Nassif, Estela Moreno, Carolina Paradela, Cristina Pernasetti, Claudia Pucheta y Rossana Barbozza abarcan a través de sus creaciones múltiples lenguajes: pintura, escultura, cerámica, dibujo, textiles y fotografía intervenida. Destacan, por ejemplo, las obras creadas especialmente para la ocasión por Celina, o el “angelito” de Griselda, presentado como la patria – o matria? –, una figura simbólica que sostiene la fuente de la memoria en estos tiempos de convulsión. Las fotografías intervenidas por Cristina aportan una capa crítica al archivo visual, un ejercicio de memoria y relectura.
Esta muestra interpela al público desde lo íntimo, invitándonos a detenernos, contemplar y preguntarnos: ¿Qué me llama la atención? ¿Qué me incomoda? ¿Qué me convoca? Esta actitud activa frente a la obra se transforma, entonces, en una práctica de ciudadanía cultural, un ejercicio de pensamiento crítico.
La apelación a la palabra “matria” no es casual. En un contexto donde se reconfiguran los sentidos de pertenencia y nación, este neologismo encierra una crítica al relato histórico tradicional y plantea la posibilidad de nuevos imaginarios inclusivos, feministas y territoriales. Que la celebración del 25 de mayo incluya una locreada, una feria y una exposición de mujeres artistas del NOA no es una anécdota sino, una declaración de principios.
La unión de estas artistas que se organizan para mostrar su obra en distintos puntos del país habla de una red de afectos y acciones concretas, que expande la noción de arte más allá del objeto para inscribirlo en el tejido social.
Centro Cultural Villa Dolores
Es un espacio que no solo contiene arte, sino que lo produce, lo pone en circulación y lo defiende como herramienta de transformación. En ese sentido, esta propuesta se vuelve doblemente significativa: porque además de producir muestras también, propone una forma distinta de habitar la patria.
Durante la inauguración se habló sobre el vaciamiento de las políticas culturales estatales en Catamarca. Frente a la inacción de espacios institucionales como el Museo Laureano Brizuela o la Casa Caravati, estos espacios autogestionados como Coca Luján se convierten en bastiones de resistencia artística y social, donde el arte no se reduce a un objeto, sino que es lenguaje, vínculo, forma de vida.
Oscar Nemeth, uno de los que sostienen el espacio, lo dice sin rodeos: “Hacemos un esfuerzo enorme para conectar al público con los artistas locales, para producir un discurso distinto desde estos lugares”. Se emociona. Agradece. Sabe que el esfuerzo no es pequeño. Ni en vano.