La ampliación de declaración indagatoria realizada recientemente por Edgar Adhemar Bacchiani dejó al descubierto una trama que si bien hasta ahora había sido expuesta por empleados con poder dentro de la empresa y personas íntimamente relacionadas con sus operaciones -entre otros Alexis Sarroca, José Blas, Aldana Donato, Iván Segovia, Lucas Retamozo, Celeste Zaraive Garcés Rusa y Joaquina Córdoba Gandini-, no había sido confirmada por el mismo Bacchiani ante la Justicia.
El fundador de Adhemar Capital SRL denunció que esa misma estructura de poder que él fraguó para que lo secunde dentro y fuera de la empresa lo traicionó.
La red contaba con varios contadores públicos y escribanías donde se realizaron decenas de escrituras públicas traslativas de dominio, entre otros instrumentos legales, y un plantel de abogados, entre ellos Lucas Retamozo y Carlos Correa.
Este último está fuera del radar judicial desde que se inició la causa en los primeros meses de 2022.
El inicio
Correa ingresó a la financiera a principio de 2021 recomendado por su jefe Eduardo Guerrero, propietario de la Inmobiliaria Guerrero, donde funcionaba una de las tantas oficinas satélite de Bacchiani.
Además, ingresó siendo inversor en Bacchiani, representando intereses propios y de un importante número de inversionistas, entre ellos varios familiares.
Según informó, sus actividades dentro de la SRL duraron varios meses y estuvieron relacionadas con el asesoramiento especializado en cuestiones de organización empresarial y comercial. Por sus trabajos –según declaró ante la Justicia-, no percibió una contraprestación.
Cuña
Sin embargo, la exgerenta de la sucursal cordobesa Aldana Donato informó en sede judicial que Correa estuvo en la SRL hasta febrero de 2022 “como asesor” y pieza clave en las reestructuraciones de deuda realizada en Córdoba cuando sobrevino la crisis y la posterior quiebra de la firma y del patrimonio de Bacchiani.
El poder de decisión dentro de la financiera también fue expuesto por el gerente José Blas, quien en una declaración aseguró que formaba parte de una “mesa chica” integrada además por Retamozo.
“Otra mesa chica era con los encargados o gerentes de la sucursal, Sarroca y yo. En esta mesa chica obviamente él (Correa) trataba cuestiones operativas de la sucursal (…) determinaba planes y los bajaba a la mesa para que nosotros los bajemos al staff de asesores", informó Blas.
Correa entabló una importante relación con su colega Retamozo, con quien mantuvo un sinnúmero de comunicaciones telefónicas en abril de 2022 -a través de líneas intervenidas-, de las cuales varias fueron expuestas por la fiscal cordobesa Rissi, como del requerimiento de la elevación a juicio de Bacchiani.
Con esas comunicaciones, la investigadora dejó constancia del grado de injerencia que ambos tenían dentro de la estructura organizativa y piramidal, liderada desde Catamarca por Bacchiani. También quedó expuesto en llamadas realizadas al contador público Iván Segovia, quien al contestar alertó: "Carlitos, estamos por llamada normal, no?".
Poder
La escribana Joaquina Córdoba Gandini, imputada por su supuesta participación en hechos para lograr la insolvencia financiera fraudulenta de Bacchiani y de la empresa (acusación anulada por la Cámara Federal de Tucumán en junio de 2023), declaró en enero de este año que el abogado "claramente estaba disponiendo de los bienes (de Adhemar), de los cuales de muchos ellos yo tenía la documentación por la labor que había realizado y de otras no porque no había participado".
En otra parte de su declaración indagatoria aseguró que "Correa no tenía poder de la empresa".
A pesar de todo, la escribana admitió: "Le solicito que si estaba en sus posibilidades me gestionara lo mío (...) yo sabía que Correa presionaba para recuperar" lo que la SRL le debía. Por esa inversión financiera, el Colegio de Escribanos local la sancionó con un "apercibimiento" por falta de ética notarial.
La crisis
En febrero de 2022 era inminente la caída de Adhemar Capital, que había entrado en cesación de pagos en diciembre de 2021. En este contexto y ante las crecientes colas de acreedores intentando cobrar las utilidades pautadas o recuperar el capital invertido, se realizaron decenas de traslados de dominio y cesiones de boletos de compra venta.
En 2021, la expareja y socia de Bacchiani, Garcés Rusa, se opuso a un pedido de prisión domiciliaria de Bacchiani. Ese pedido fue incorporado al proceso de divorcio que inició a su exesposo y padre de su hijo, en el que aseguró que transfirió propiedades a “testaferros” y que la escribana Gandini se negó a proporcionarle la lista de las transacciones pese a que se las solicitó por carta documento.
Amenazas y extorsiones
Garcés Rusa, expareja y socia de Bacchiani, informó como "imputada colaboradora que Correa la extorsionó y amenazó al tiempo que le exigía que pusiera su firma en varios documentos.
"Correa me empezó a decir que yo tenía que firmar sí o sí, que viera mi condición de inmigrante (es venezolana), que no tengo los papeles bien, que pensara en mi hijo, que iba a quedar presa", informó en Fiscalía Federal.
Poco después, siempre en su casa, "Córdoba Gandini me dijo que me quede tranquila que no eran delincuentes". Y agregó: "Habré firmado la mitad, como 10 documentos. En uno de los documentos vi el nombre del suegro de Lucas Retamozo. (...) La escribana me dijo 'quedate tranquila que lo que estás firmando son para familiares de Segovia, de Carlos Correa, de Lucas Retamozo y de ella, la escribana (SIC)". Estas firmas fueron sin la presencia de las contrapartes, quienes reciben los bienes.
"Correa, Córdoba Gandini, Lucas Retamozo y Bacchiani me obligaron a firmar esos documentos", subrayó.
El resultado
Bacchiani, quien lleva 16 meses detenido en el penal de Miraflores, enumeró "propiedades que son mi pertenencia pero no tengo los instrumentos, y voy a decir en manos de quiénes están". Aseguró que "todos los instrumentos" están en poder de Carlos Correa y la escribana Córdoba Gandini.
Una estructura de poder
Bacchiani, desde la casa matriz en Catamarca, lideraba las sucursales de Córdoba y Tucumán a cargo de García Alaimo (prófugo) y Aldana Donato; y Sofía Aylan, respectivamente
José Blas y Alexis Sarroca gerenciaban la casa en Catamarca y tenían injerencia en las dos sucursales.
Lucas Retamozo y Carlos Correa junto a otros abogados que cumplían tareas específicas.
Iván Segovia junto a un equipo de contadores públicos realizaban asesoramiento desde la casa central.
A través de varias escribanías se realizaron decenas de traslados de dominio y cesiones de boletos de compra venta.
Abogados y contadores también trabajaban en las múltiples empresas satélites adquiridas por Bacchiani, varias compradas en sociedad con Blas y Sarroca.
Terminado el capítulo del auge de su aventura con criptoactivos, Bacchiani fue detenido. A 16 meses de su captura aseguró que de todas las propiedades que compró no tiene los documentos que lo acrediten como dueño y que están en manos de Correa y de Córdoba Gandini.