martes 25 de marzo de 2025
El mirador político

Aprestos de la contramotosierra

Asordinados por las derivaciones de la estafa LIBRA, el sainete institucional en que se ha convertido la integración de la Corte Suprema de Justicia y la intensidad de la reyerta que Javier Milei acaudilla contra el kirchnerismo y, cada vez con menos discreción, Mauricio Macri, comienzan en el interior los aprestos contra la motosierra.

Movimientos todavía incipientes, inducidos por lógicas muy marcadas por ingredientes locales, coinciden en oponerse a la médula ideológica libertaria que demoniza al Estado y le niega cualquier potencial virtuoso.

Milei ratificó el dogma en el mensaje que dio el 1 de marzo ante un Congreso menguado: “La motosierra no es solo un programa de gobierno, es una política de Estado que seguirá durante años y no parará hasta que no encuentre el final del Estado en el largo plazo”.

“Pelearemos en el Congreso de la Nación, pelearemos en las provincias y en los municipios, en las legislaturas y concejos deliberantes; daremos la batalla de visitante en los medios analógicos y lo haremos de local en las redes sociales; lo haremos en la calle si así lo demanda la historia. Y nunca, pero nunca nos rendiremos. ¡Jamás nos vamos a rendir!”, tronó.

En medio de los desvaríos imperantes, reconforta advertir la erudición histórica de los libretistas del Presidente.

“Lucharemos en Francia, lucharemos en los mares y océanos, lucharemos con creciente confianza y cada vez más fuerza en el aire. Lucharemos en las playas, lucharemos en los aeródromos, lucharemos en los campos y en las calles, lucharemos en las colinas. ¡Nunca nos rendiremos!”. Es el célebre discurso que Winston Churchill pronunció ante la Cámara de los Comunes el 4 de julio de 1940 tras el rescate de las tropas británicas en Dunquerque, que marcó el ingreso decidido de Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial.

Atento a los condicionamientos del año electoral, Milei se abstuvo de prometer “sangre, sudor y lágrimas”.

La resistencia

Unas horas antes de la declaración de guerra libertaria, el intendente de San Fernando del Valle de Catamarca, Gustavo Saadi, había desarrollado en su mensaje de apertura de las sesiones ordinarias del Concejo Deliberante la línea opuesta al antiestatismo cerril.

“No creemos que la solución sea una motosierra. Nosotros creemos en construir y no en destruir, creemos en una ciudad que acompaña y no abandona; en una ciudad que genera oportunidades y, sobre todo, en una ciudad más productiva, más humana, más justa e igualitaria para todos”, explicó.

Dos días después el gobernador Raúl Jalil, que no asistió al mensaje de Milei, suscribió las manifestaciones del lord mayor capitalino.

Tras señalar la conveniencia de mermar la agresividad y trabajar en la construcción de acuerdos más allá de las divergencias políticas, consignó: “Nosotros entendemos que la obra pública es un elemento dinamizador de la economía y hemos sostenido la inversión con mucho esfuerzo, del mismo modo que procuramos mantener el poder adquisitivo y la calidad de vida de los catamarqueños. Son cosas que nos han costado mucho, que hemos conseguido con una administración correcta de nuestros recursos y la intervención del Estado para fomentar la actividad privada y optimizar los servicios que el Estado debe prestar”.

La dinamita libertaria

La profesión de fe estatista no se circunscribe a Catamarca.

Se extiende en todo el país y marca el punto de tensión crucial de las elecciones de medio término, que están signadas por una particularidad: no se han conformado estructuras de alcance nacional eficaces para articular una opción competitiva contra la propuesta libertaria.

Unión por la Patria y Juntos por el Cambio fueron diezmados por el tsunami Milei. Sus líderes se repliegan sobre sus territorios, acechados e incapaces de contener las sangrías: Cristina Kirchner en Provincia de Buenos Aires y Macri en CABA.

Sin embargo, la irrupción del “outsider” dinamitó lo existente y trabaja en pulverizarlo sin que se registren avances en la edificación de una estructura nacional propia consistente. Depende exclusivamente de que la estrella de Milei se mantenga.

Reconstrucción

En ese marco conviene interpretar las maniobras de los jefes y dirigentes territoriales.

La elección es nacional solo en el nombre. Con CFK y Macri inhabilitados o muy limitados para digitar las candidaturas, las listas al Congreso que competirán contra la oferta de La Libertad Avanza serán confeccionadas en cada provincia por quienes sobrevivieron o emergieron a la implosión del orden metropolitano.

Provengan del peronismo, el radicalismo o el macrismo, todos coinciden en asignarle un rol determinante y positivo al Estado.

Las diferencias sobre el alcance que la intervención estatal debe tener se licúan frente a la eliminación que Milei impulsa, cuyos riesgos, paradójicamente, quedaron expuestos en el incidente LIBRA: el mundo cripto carece de regulaciones y controles; los estafadores juegan en esa timba con tabas cargadas.

Saadi propuso ampliar la alianza oficialista catamarqueña en base a la contramotosierra.

“El radicalismo es un partido muy importante en la provincia, con referentes importantes. Hay otros partidos como la Coalición Cívica que habría que ver cómo funcionan en este esquema. Si uno va a la UCR, creo que están muy lejos del anarcocapitalismo”, dijo en “Ancasti Streaming”.

Reconfiguración

Tan importante como la cantidad de diputados y senadores nacionales que consiga La Libertad Avanza será la composición del arco legislativo opositor.

Macri destruyó Juntos por el Cambio al pactar unilateralmente con Milei después de la primera vuelta y sufre las operaciones de vaciamiento de Patricia Bullrich. Los radicales son una dispersa constelación de sectores y personalidades.

El kirchnerismo mantiene su gravitación como primera minoría y es el que más arriesga: 47 de sus 99 diputados, 14 de sus 33 senadores.

Presidenta del PJ nacional, CFK trata de retornar a los tiempos dorados en que imponía candidatos a los caciques provinciales. Ése es el impulso que la llevó a intervenir las estructuras partidarias de Salta y Misiones, pero es dudoso que los gobernadores y dirigentes vayan a acatarle las pretensiones ahora que no tiene la lapicera de la Casa Rosada.

Las proyecciones son más inquietantes todavía en el Senado.

De las ocho provincias que renuevan sus bancas en este turno solo una, Santiago del Estero, con Gerardo Zamora, tiene un gobernador que puede considerarse su aliado, con las reservas que impone la dinámica política. Los otros siete le son refractarios o directamente antagónicos: CABA, Chaco, Entre Ríos, Neuquén, Río Negro, Salta y Tierra del Fuego.

Milei tiene con la contramotosierra una ventaja: quienes convergen en predicarla no están articulados electoralmente. Quiere decir que ninguno podrá atribuirse una eventual victoria en octubre.

Pero su ventaja entraña el problema. El discurso de la contramotosierra es enarbolado por referentes que se desmarcan del kirchnerismo.

¿Cuánto tiempo podrá sostener la polarización con Cristina Kirchner y Axel Kicillof?

Hay vida fuera del área metropolitana.

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