Salvado ya el proceso para definir sus candidatos, con costos políticos que se verán en octubre, la Unión Cívica Radical endereza a una nueva etapa para tratar de recuperar consistencia y terreno en el campo opositor.
Salvado ya el proceso para definir sus candidatos, con costos políticos que se verán en octubre, la Unión Cívica Radical endereza a una nueva etapa para tratar de recuperar consistencia y terreno en el campo opositor.
En términos generales, la interna que no fue funcionó como una especie de purga.
Los sectores de los “peluca” Francisco Monti y Tiago Puente saltaron el alambrado para plegarse al proyecto de La Libertad Avanza. La facción que responde al exrector de la UNCA y senador nacional Flavio Fama quedó fuera de juego y obligada a fichar inorgánicamente en alguna de las múltiples opciones opositoras.
Los resortes partidarios quedaron bajo el control del castillismo residual que acaudilla el diputado Luis Fadel, aliado a la pléyade de líneas internas y fundamentalmente al rector de la UNCA, Oscar Arellano, que maniobra con un perfil tan bajo como implacable: la exclusión del “famismo” obedeció a su influencia, el impulso a la expulsión de Monti, reo de “libertarismo” extremo, también.
Si no hay Cámara de Diputados, la UNCA es un refugio atractivo para aguantar el llano y Arellano tiene la llave del presupuesto.
Los ribetes grotescos de la rencilla boinablanca difuminaron el impacto de la irrupción del rector. Sus aspiraciones políticas son ostensibles. Las anunció antes de dar la batalla por su reelección en la UNCA y avanzó decididamente en contra de Fama después de obtenerla. La diputada Alicia Paz, nuera del extinto exgobernador Eduardo Brizuela del Moral, le debe la posibilidad de ser reelecta tras haber neutralizado las pretensiones de la “famista” Silvana Carrizo.
Se verán los resultados de la estrategia cuando se abran las urnas, pero las jugadas fueron a largo plazo. Fama termina su mandato como senador nacional en 2027, Arellano opera para desplazarlo como referente de la universidad en la trama boinablanca.
El otro que apunta a posicionarse dentro del redil radical es el concejal Fernando Navarro, que encabeza la lista de diputados nacionales. Viene de la línea del exintendente de la Capital Ricardo Guzmán, igual que Monti, pero prefirió quedarse adentro del partido.
La pelea interna fue durísima, no pueden descartarse réplicas más adelante, pero la UCR consiguió parar una oferta electoral y aliarse con Movilización, su socio histórico, para plantear la batalla de la coyuntura: evitar que la elección se polarice entre el Gobierno y La Libertad Avanza, establecerse como componente indispensable de cualquier proyecto de poder provincial.
Que lo consiga es otra historia, tiene que lidiar con otras bandas que apuestan a lo mismo, pero por lo pronto logró meterse bajo el paraguas de “Provincias Unidas”, el frente que promueven los gobernadores de Córdoba, Santa Fe, Chubut, Santa Cruz y Chubut.
De este modo, el oficialismo juega como colectora del kirchnerista Fuerza Patria, La Libertad Avanza como franquicia de Milei y la UCR de Provincias Unidas. Dos extremos, un centro: la contienda nacional tiene traducción a nivel local en una instancia novedosa: como los diputados nacionales se eligen por boleta única, la gravitación de los aparatos en esa categoría es muy relativa.
Las bancas para el Congreso que se renuevan son tres. En circunstancias normales serían dos para el ganador y una para el segundo, pero las circunstancias no son normales: podría ser una para cada uno de los tres primeros, como ocurrió en 2005.
Teniendo en cuenta que Monti y Puente están con los libertarios y el “famismo” se quedó sin sello, una de las facetas de la elección de octubre será la interna radical: cuánto logra retener la orgánica, cuánto logran llevarse los prófugos.
Hasta que canten las urnas, no podrá saberse si se asiste a una agonía o una resurrección. n