viernes 29 de marzo de 2024

Fray Mamerto Esquiú y El Suncho

El historiador Oscar H. Alaniz comenta en primera persona las sensaciones que despiertan en el espíritu al llegar al lugar donde falleció el ilustre fraile catamarqueño.

Por Redacción El Ancasti

El Suncho, jurisdicción municipal de Recreo, departamento La Paz, Catamarca. Muchas veces he oído hablar de este lugar donde muriera nuestro fraile convertido en el Orador de la Constitución, título que se ganara por reafirmar la aplicación y la obediencia a la Ley. En cada uno de sus brillantes sermones ponía en evidencia lo que pasaría si no se obedece y se respeta a las normas supremas de una nación. Sí, se trata de Fray Mamerto Esquiú, catamarqueño, nacido en La Callesita de Piedra Blanca, hoy departamento Fray Mamerto Esquiú.
Si bien, como dije, escuché mucho sobre El Suncho y Fray Mamerto Esquiú, ocurrió que cuando llegué, fue totalmente distinto a todo lo que me habían dicho. Un espacio cerrado de una manzana, más o menos, protege el sitio donde murió Fray Mamerto.
Y aquí, al menos para mí, empieza otra historia, pues el país conoce a Fray Mamerto Esquiú por lo que dije en el primer párrafo, ya que se lo relaciona y con razón, con la defensa de la Constitución, pero no se conoce su espiritualidad. El impacto que he sentido al estar frente a ese predio, fue, como dije en algún medio de comunicación, casi imposible de contar, pues conmueve inesperadamente, todo el interior y es como si te preparara para ingresar.
Un monumento alto a la derecha del ingreso, es el que originalmente recuerda que en este sitio murió Fray Mamerto Esquiú, en uno de sus lados se puede leer: “Aquí murió mártir de su celo pastoral; el Santo Obispo de Córdoba, FRAY MAMERTO ESQUIÚ Y MEDINA. 10 de enero de 1883. Blasón de Catamarca, ornamento del Episcopado argentino y gloria de su patria; sus virtudes lo pregonan. Gran orador, ejemplar de religioso Franciscano y Santo Prelado, dejó un surco luminoso de ejemplos y virtudes que jamás se borrará. Homenaje del pueblo de Esquiú, heredero de su nombre y centinela avanzado de su fama inmortal. Enero 10 de 1929”.
Ya en el interior del predio y a la izquierda del ingreso se observa un edificio, una Capilla y en la pared del frente se encuentra una placa que inmortaliza la siguiente leyenda: “La provincia de Córdoba a la provincia de Catamarca. En homenaje a Fray Mamerto Esquiú. Era hijo de Catamarca no es justo que ello se calle, pues Nuestra Señora y Él, son las Glorias de aquel Valle. Leopoldo Lugones. 11-5-1977”.
Estas dos leyendas que inserto son apenas una muestra de los muchos agradecimientos que se encuentran en ese lugar, quizá siendo la forma más sentida de agradecer por parte de los hombres y mujeres de fe, que llegan a este lugar o han recibido algún favor de Fray Mamerto Esquiú.
El silencio que invade al Suncho, parece concentrarse en este predio protegido, ya que, al pisar el suelo, se escucha hasta el quiebre de algún palito que con tus pies aprietas. Y ese silencio solo se rompe cuando alguna atrevida cabra que pasta por el lugar, emite su balido sonoro buscando a su travieso cabrito que brinca y juega en los alrededores.
Los caminos polvorientos avisan que la lluvia hace mucho tiempo que no llega, mas el camino desde la localidad de Esquiú al Suncho ha sido recientemente asfaltado, esperando el momento de la beatificación. Este camino que parte desde la localidad mencionada, al llegar a El Suncho, rodea al predio protegido, formando casi un círculo que sobresale por el color negro del asfalto.
Después de varias horas en el lugar y al emprender el regreso hacia la ciudad Capital, siento que por fin he comprendido que Fray Mamerto Esquiú más allá de su fama por la defensa de la Constitución y las leyes, ha sido y es un hombre santo, que siempre luchó por la transparencia, como él mismo lo hacía.
Sus ejemplos se multiplican, sus milagros también, aunque empiezan recién a conocerse, pero para el hombre de fe que siente la presencia del fraile, ya es un Santo, más allá que el 4 de septiembre será el día de su beatificación.
Seguir el reguero luminoso de ejemplos que ha dejado, es el desafío y el futuro inmediato del hombre, más aún en este tiempo de incertidumbre que le toca atravesar a la sociedad del mundo.
Escuchar la opinión del Cura Párroco de la Parroquia San Roque, departamento La Paz, Presbítero Domingo Chávez, permite advertir vivencias desde otra óptica, cuando dice: “De El Suncho a la Gloria. De chico escuché la canción que nombraba este lugar como el paraje de la muerte de Fray Mamerto. En mis estudios secundarios en el Colegio Quintana recé la oración por la beatificación del venerable fraile, pero sin imaginar que ese día de la beatificación, me iba a tocar ser parte de este evento, elevando nuestra oración en este paraje de nuestra Catamarca”.
El Suncho se encuentra a cinco kilómetros de la actual RP20, camino que une la Capital catamarqueña con la cabecera departamental de La Paz.
Cualquier visitante puede observar, al llegar, un lugar poblado de algarrobos, con una pequeña capilla casi en el centro, un monolito destacado a metros del frente de la misma, un árbol seco resguardado con rejas y un techo.
Todo esto rodeado de una pirca circundante. Pero, aunque esta descripción parece de un lugar desolado, el peregrino entra en una dimensión de encuentro que hasta el más escéptico percibe que no está solo. Es que el lugar se ha transformado en un espacio de espiritualidad, para tener una experiencia mística intransferible. 
Desde casi la misma muerte de Fray Mamerto en ese lugar, podemos afirmar que los lugareños, han reconocido en el fraile un hombre que transmitía la presencia de Dios. No podemos dejar de nombrar el trabajo permanente de las niñas Ávila, descendientes de los posaderos de aquel fraile el 20 de enero de 1883, para custodiar este lugar como algo sagrado.
Esta piedad y reconocimiento al ejemplo de virtudes de santidad de Fray Mamerto, es lo que hoy hacen de El Suncho, un lugar de oración, encuentro con Dios, búsqueda de la trascendencia. 
No dejo de agradecer a Dios que la beatificación de Esquiú se dé en este contexto de pandemia. ¡Dios es providente! Así como su viaje terrenal significó una intercesión terrenal como era la mediación del litigio riojano sobre el cementerio y la petición por la lluvia en los lugareños de este solar, fue su viaje hacia la eternidad. Su Pascua nos marca un rumbo en nuestra vida. Nos señala un estilo de vida. 
Visitar El Suncho recuerda al peregrino que debemos ocuparnos de las cosas terrenales, nuestra salud, nuestro bienestar material, el progreso económico; pero todo esto sintiéndonos peregrinos hacia la morada eterna. Meta última del ser humano. Mirándonos como hermanos es cómo podemos formar una Nación. Esta mirada nos permitirá alcanzar la unidad pregonada por el querido fraile.
Quiera Dios que todo nuestro esfuerzo y trabajo, autoridades civiles y religiosas podamos convertir este lugar en lo que la realidad nos impera, un verdadero Santuario, con todos los aspectos que debe tener el mismo”.
Pero es bueno saber de sus últimos pasos de Fray Mamerto Esquiú, en tierra catamarqueña, recordar aquel sacrificio de recorrer esta zona en pleno verano con las altas temperaturas, propias de esa época. Sin temor, pero con responsabilidad y mucho amor, llegó a Catamarca y La Rioja, para cumplir con su compromiso.

Texto y Fotos: Colaboración de Oscar Hugo Alaniz

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