Serie original de Netflix

David Fincher (Pecados capitales, Zodíaco) produce y también dirige los primeros tres episodios de esta temporada, que no solo nos introducirá a dificultades personales de los protagonistas mientras continúan entrevistando a criminales, sino que también nos contará la investigación de los atroces asesinatos de niños en Atlanta, Georgia, a finales de los ’70.

Sin embargo, y quizás por esta razón, esta temporada se siente irregular y esporádica como si su primera mitad se dirigiera a un objetivo, y la otra mitad a otro diferente.

“El que mucho abarca, poco aprieta”, dice el refrán, y eso es justamente lo que sucede con esta entrega, que le jugó en contra contar varias historias al mismo tiempo sin lograr la fluidez narrativa que tuvo la primera temporada.

Y si bien se pueden reconocer puntos en común entre los problemas personales de los protagonistas y los casos criminales que investigan, los detalles se pierden entre la cobertura de varios hechos y la información que generan.

Hasta el momento más esperado de la temporada, la entrevista con el famoso criminal Charles Manson, queda deslucido ya que la serie vira hacia otro horizonte, que son las numerosas muertes de niños y adolescentes en Atlanta.

Lo que continúa siendo notable de esta producción de Netflix es la investigación y adaptación de estos casos criminales que existieron en la vida real. Ambientación, material de archivo, la increíble similitud entre los actores y los homicidas reales, son algunos de los aspectos que continúan brindando calidad técnica y actoral a esta ficción.

Pese a todo, esta entrega no fue tan “redonda” como la primera. Ciertos conflictos desdibujan a los personajes en vez de afianzarlos, y sus erráticos episodios hace que el interés se pierda por momentos, para remontar un poco al final de la temporada.

Lidia Coria

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