Ana María Pérez Cabrera declaró en el juicio en su contra
"Yo solo quería asustarlo, que se vaya y que no me siga pegando"
Esta acusada de rociar con alcohol y prenderle fuego a su pareja, quien murió días después. Declaró en el debate y contó sobre la constante violencia que vivía.
Ana María Pérez Cabrera (33) empezó a ser juzgada ayer acusada de “homicidio calificado por mediar una relación de pareja” por rociar con alcohol a su pareja y prenderle fuego. El hombre, Gastón Vega (27), murió días después producto de las serias heridas. El debate dio inicio pasadas las 9 en la Cámara Penal Nº2 constituido por los jueces Jorge Álvarez Morales, Rodolfo Armando Bustamante y Luis Raúl Guillamondegui y el fiscal de cámara Gustavo Bergesio.
La imputada fue llamada al estrado y ante la consulta del presidente del tribunal señaló que era su deseo declarar por el hecho. En un extenso relato que por ratos fue entre lágrimas, Pérez Cabrera contó lo vivido en la siesta del 15 de octubre de 2016 y brindó detalles ante preguntas de las partes.
Otros tres testigos declararon en la segunda jornada del juicio contra Pérez Cabrera
“Ésa mañana fui a trabajar y cuando volvía, lo hacía con miedo porque iba un poco tarde a lo acostumbrado, ya que como al otro día era el día de la madre hubo más trabajo en la sandwuichería (en la que trabaja)”. Ante preguntas del fiscal, contó que tenía dos trabajos en el lugar mencionado y cuidando personas mayores.
Continuando con su relato, dijo que si llegaba tarde recibía golpizas. “Cuando llegue él estaba en la casa y me preguntó si había cobrado y que le diera plata, no le di plata y ahí se enojó y empezó a empujarme. Él me quería matar. Comenzó a causar daños en la casa, tiró el lavarropas que estaba funcionando. Comenzó a tirar todo”, detalló la mujer.
Ante preguntas del tribunal contó que en un momento Vega salió hacia el fondo de la casa amenazando que le rompería una moto. “Escuchó un ruido y al salir veo que me había roto una parte de la moto y le dije que parara. Ahí me tomó por la espalda, yo grité por ayuda y apareció la madre de él, pero no hizo nada”, rememoró de aquel día.
Recordó que después ingresó a la casa de nuevo, “me fui a la habitación, estaba con mi hija más pequeña en la cama y él entró y siguió insistiendo con la plata. Allí me empuja y mi hija se cayó al suelo. Yo la levanto y la pongo en la cama y el continuaba empujándome, tenía una piedra en la mano y me dijo ‘de acá no vas a salir viva’. Ahí agarré sin mirar una botella de alcohol y se la tiré y después tomé un encendedor y lo amenacé, él nunca retrocedió, yo solo quería asustarlo, que se vaya y que no me siga pegando. Pero él me agarró la mano y me golpeó y ahí lo veo en llamas. Fue un segundo", recalcó.
Ambulancia
Pérez Cabrera contó que tras el hecho Vega se fue a la casa de la madre y ella lo siguió. Que él se cambió el short y pidió que llamen una ambulancia. "La madre de él se fue a la comisaría gritándome que me iba a pudrir en la cárcel”, dijo. Tras eso ella volvió a su casa y después escuchó cuando llegó la ambulancia y lo llevaron.
Denuncias y antecedentes de violencia
En otra parte de su relato la acusada contó que conoció a Vega en 2009, que le fue presentado por la hermana de éste y que en 2010 comenzaron a salir. Y recordó que las reacciones violentas comenzaron en 2012. Vega era el padre de sus dos hijas que actualmente tienen 3 y 6 años.
Dijo que los maltratos eran por cualquier cosa “él se enojaba por todo, porque la criatura lloraba, porque no dormía, porque no cocinaba algo distinto. Él siempre fue así, hasta no verme tirada en el piso no paraba, no había un solo día que me dejara de golpear”, señalo Pérez Cabrera.
Contó que por esos hechos de violencia realizó varias denuncias, pero nunca logró nada. Era peor. “Él estaba preso unos días y cuando lo liberaban volvía y me golpeaba peor de lo que me había golpeado”.
"No pude"
Dijo que muchas veces llamó a la policía e intentó abandonarlo, pero Vega tampoco se lo permitía. “No pude, no me dejaba a donde yo estaba me buscaba. La familia me amenazaba y yo lo amaba y por eso le creía que iba a cambiar. Yo no quería ocasionarle ningún daño”, finalizó entre lágrimas la acusada.