miércoles 12 de febrero de 2025
Cara y Cruz

Delicias de la "broncitis"

Con la inauguración del Cine Teatro el próximo 9 de febrero, la Municipalidad de Valle Viejo hará un interesante ejercicio de contrastes.

La flamante estructura funcionará en la Plaza del Aborigen, al lado del ex-Centro Cultural, un espacio inaugurado en noviembre de 2011 durante la intendencia de Gustavo Jalile, concebido como un punto neurálgico para la cultura chacarera, que albergaría oficinas de la Dirección de Cultura Municipal, un salón de usos múltiples y talleres culturales.

El edificio fue abandonado y ofrece un espectáculo deplorable, con sus aberturas rotas, las instalaciones eléctricas y sanitarias saqueadas y mugre.

Debe destacarse lo logrado de síntesis que alcanzará la puesta municipal. El público podrá advertir de un vistazo, simultáneamente, sin necesidad de recorridos, cómo se dejó caer un espacio cultural por falta de inversión en mantenimiento mientras se gastaban millonadas para edificar otro al lado.

La historia tiene un delicioso aditamento. La construcción del Cine Teatro fue financiada por el programa Argentina Hace del Ministerio de Obras Públicas de la Nación, con un presupuesto inicial de más de 20 millones de pesos, pero debió suspenderse cuando se descubrió que el diseño original no cumplía con los requisitos del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), organismo encargado de regular la exhibición cinematográfica en el país. Según los técnicos del INCAA, la sala no podía ser habilitada para proyectar películas en cartelera o estrenos nacionales debido a la falta de certificación.

Directores y actores locales señalaron además que no contemplaba los espacios técnicos necesarios, como una cabina de sonido e iluminación adecuada, un sistema de parrilla para la luminotecnia o camarines apropiados para el desarrollo de espectáculos teatrales de gran envergadura.

Ante estas observaciones, el municipio debió revisar la obra y gestionar un financiamiento adicional para realizar modificaciones estructurales que permitieran cumplir con las exigencias técnicas. Esto derivó en nuevas demoras en la ejecución, sumadas a los retrasos previos atribuidos a la pandemia y problemas en la cadena de suministros.

Estas irracionalidades administrativas devienen de una patología extendida en los gobernantes conocida como “broncitis”, cuyo principal síntoma es la pulsión por adjudicarse obras propias con el propósito de trascender en la historia –quedar en el bronce- aunque sean superfluas o inservibles.

En la misma línea, la Municipalidad chacarera inauguró con los pitos y flautas de rigor el Complejo Social y Deportivo "Las Tejas", postulado como un espacio moderno y multifuncional destinado al deporte y la recreación y, obviamente, un hito en la gestión municipal de Susana Zenteno.

También se le propuso a la posteridad como “hito” el natatorio inaugurado a fines de los ’80 por la gestión de Vicente Saadi hijo, y ahí está abandonado, cerrado por segundo año consecutivo con la excusa de que al lado se están ejecutando las obras de un Polideportivo Municipal adicional al de Las Tejas.

Como sugerencia, para perfeccionar el proceso, el municipio chacarero podría hacer otro anfiteatro, mejor si es al lado del abandonado y deteriorado “Atuto Mercau Soria” donde sabía hacerse el popular festival de Doma y Folklore.

Y entonces sí, avanzar en el diseño de una especie de circuito turístico del despilfarro, empezando en la Plaza del Aborigen con dos espacios culturales contiguos, uno destrozado y el otro nuevito. Si la cosa prospera, futuras generaciones de intendentes podrían luego abandonar el Cine Teatro y hacer un tercer complejo cultural, y más complejos deportivos mientras los viejos declinan hacia la ruina.

Que las obras pasan, pero la “broncitis” queda.n

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