El celo recaudatorio de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) expuso un circuito de facturas “truchas” que toca varios municipios catamarqueños. El hallazgo parece haber sido producto de un descuido: de puro angurrientos, quienes facturaban a nombre del ex monotributista Carlos Manuel Moreno omitieron pagar los tributos por los montos que embuchaban y el organismo, que no se caracteriza por sus contemplaciones al momento de cobrar, fue por lo suyo. Si hubieran visto “Los Intocables”, los amigos de las facturas ajenas sabrían cómo cayó Al Capone. Ahora la AFIP le reclama a Moreno, titular de las facturas de la empresa “KM”, una millonada por deudas e irregularidades, pero el sujeto niega haber realizado los movimientos comerciales que se le adjudican. Con el agua al cogote, el tipo radicó una denuncia penal. De acuerdo a su relato, en 2011 dejó un facturero de “KM” en manos de la por entonces secretaria de Hacienda de la Municipalidad de Tinogasta, María de los Milagros Martínez. El intendente era el actual diputado provincial Hugo Daniel “Grillo” Ávila. La contadora Martínez se encargaba de completar las facturas y hacer las gestiones ante la AFIP y Rentas de la Provincia, de gaucha que era nomás, para evitarle la fatiga a Moreno, que cuatro años después se enteró de que estaba en problemas porque le habían dado de baja como contribuyente a raíz inconvenientes con una factura del municipio tinogasteño. La contadora Martínez le dijo que no se preocupara, que ella se iba a encargar de solucionar todo. Al parecer no se encargó, o se encargó mal, pero las facturas de “KM” siguieron de gira por diferentes municipalidades de todas formas.
El candor de Moreno es conmovedor. “En no más de ocho ocasiones Martínez me pidió que firmara algunas facturas para el municipio de Tinogasta y lo hice en función de mi confianza y la necesidad de los recursos que me generaban estas operaciones”, confesó lleno de “angustia y preocupación” porque la AFIP lo tiene “incluido en la base contribuyentes no confiables”. Que se autoincrimine da la pauta del grado de su desesperación: admite haber firmado facturas por bienes o servicios que no prestó, a pedido de la funcionaria tinogasteña. “Estamos hablando de que utilizaron la factura de mi cliente durante por lo menos cuatro años, no sabemos si de un mismo talonario o se imprimieron más. Tiene una inscripción forzada en Ganancias en función de un sinnúmero de facturaciones que desconoce”, explicó Carlos Uslenghi, abogado de este pobre cristo injustamente perseguido por el fisco.
La cuestión es que, según la denuncia de Moreno, alguien le facturó en nombre de “KM” no solo a Tinogasta, sino también a Recreo, Las Juntas, Hualfín, Antofagasta de la Sierra, algunas comunas del norte de Belén y hasta la Legislatura. No hay mal que por bien no venga: así como hay una “ruta del Adobe”, Turismo podría diseñar una “ruta de las Facturas”, como para que quienes visitan Catamarca no se vayan con la impresión de que acá solo vive de glorias pasadas; la contemporaneidad no carece de atractivos. Nótese lo tentador del paquete turístico que se ofertaría: iría desde el sureño Recreo hasta la puneña Antofagasta, pasando por Ambato, Tinogasta y Belén, con una breve parada en la Legislatura. Irresistible. Es una ventaja que el periplo se pise en varios puntos con localidades en las que tienen o tenían contactos administrativos bien aceitados sujetos de una línea interna del peronismo lugareño. Podrían aportar su sapiencia a la elaboración del fascinante itinerario. Han de cobrar por sus servicios de asesoramiento, sin dudas. Para evitarse disgustos, a Turismo le alcanzaría con no abonar facturas de “KM”. Como el caso, además, está en manos de la Justicia, la investigación podría aportar sabrosos detalles sobre el ingenioso “modus operandi”, para instrucción de los guías y deleite de los turistas interesados en el desarrollo del parasitismo local.