sábado 8 de febrero de 2025
Cara y Cruz

Sensibles y vulnerables

Si los radicales advirtieran con cuánta facilidad los desestabiliza la...

Por Redacción El Ancasti

Si los radicales advirtieran con cuánta facilidad los desestabiliza la diputada Elisa Carrió, quizás asumirían la pertinencia de deponer convenciones para encarar la terapia colectiva y trabajar sobre una sensibilidad demasiado frágil. El problema de la UCR podría ser menos político que psicológico. Vulgar despecho, en el fondo: la diputada los abandonó y cumple un rol estelar en la alianza Cambiemos, mientras ellos precisan de complejas operaciones para que el macrismo les pase un mínimo de pelota; y se pasan ladrándole a la luna “percanta que me amuraste”. Más de cien años de historia sobre el lomo, el usufructo del legado de finados ilustrísimos como Alem, Yrigoyen, Illia, Balbín, Frondizi o Alfonsín y la administración de una estructura de alcance nacional no son suficientes para levantarles la autoestima. Se sienten desplazados, ninguneados, necesitan mimos; y Carrió, perversa, les explota la vulnerabilidad anímica con el módico capital de su desparpajo histriónico. Le alcanzó con enrostrarles misoginia, asegurar que los maneja “desde afuera” y que van a hacer lo que ella y Macri –“nosotros”, dijo- les ordenen, para precipitar un alud de airadas recriminaciones, entre las que se destacó un comunicado oficial del presidente del partido, el gobernador mendocino Alfredo Cornejo.


En un acto del Consejo Anual Empresario de Entre Ríos realizado en Paraná, Carrió garantizó que “la alianza (Cambiemos) está asegurada y los radicales harán lo que digamos nosotros (la Coalición Cívica y el Pro)”. Añadió que “al final, los radicales tienen que reconocer que están con una ex miembro que los maneja desde afuera ¡Es divino! Es el mayor castigo por misóginos. Nos mandaban a las convenciones a servir empanadas y ahora los manejo yo desde afuera” ¡Para qué! Cornejo, muy serio, le respondió que “la frivolidad discursiva alimenta de manera peligrosa a la oposición. Los argentinos necesitan seriedad, no un stand-up permanente. Que nos diga Carrió, realmente, cuánto aporta hoy a Cambiemos y a las políticas del Gobierno. Seguramente sea menos que las propinas que deja". Lo de las propinas fue por la difundida sugerencia que Carrió hizo a la clase media para que contribuya a atenuar el impacto de la crisis en los sectores más humildes. Pero Cornejo tomó un riesgo demasiado alto al meterse en el terreno de las ironías. La réplica fue de una acidez a prueba de Uvasal: "Mil disculpas, Cornejo –twiteó la diputada-. Es una vieja broma que hago hace 20 años, que hace reír a la gente. Solo que quizá no la recordás porque en esa época estabas en el kirchnerismo". Touché. Tato Bores redivivo. 


Lo que puede generar dudas sobre la solidez de la alianza Cambiemos no son los dichos de Carrió, sino la envergadura de la reacción radical ¿Tan inseguros están los correligionarioa que los saca de quicio un chiste? Hay que afinar un poco el sentido del humor. Tamaña estupidez no puede desencadenar un incidente político. Sin subestimar la vocación por las demoliciones que ha caracterizado la trayectoria de Carrió ¿era para ponerse tan solemne? El diario La Nación, seguro que involuntariamente, condimentó con alguna maldad la controversia. El difuso colectivo “algunos radicales”, consignó en sus páginas, evaluó que "Carrió quiere protagonismo exclusivo en la relación con Macri y la UCR le hace sombra”. O sea que las chanzas de Carrió se deberían a que está celosa. Parece que con el Presidente se pone más seria: “Mauricio, a mi no me sacás a cenar nunca y andás del brazo con esas chiruzas ¿A vos te parece? Qué va a decir la Lagarde”. Acierta Cornejo en la descripción, se trata de un stand-up. Pero erra en la estrategia: a los radicales les falta mucho oficio para arrebatarle protagonismo a la jefa de la Coalición Cívica en el mundo del espectáculo. Ni con aquella extraordinaria escena del helicóptero elevándose sobre la Casa Rosada llegan a pardas.
 

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