jueves 28 de marzo de 2024
EDITORIAL

Contra la resignación

Por Redacción El Ancasti

En una de las regiones del mundo donde el narcotráfico más ha desarrollado su mortal despliegue, el Papa Francisco ha reclamado a los fieles no dejarse ganar por la resignación en la lucha contra ese flagelo. Lo hizo durante una misa en Michoacán, un estado mexicano aterrorizado por las bandas de narcotraficantes, en especial la que domina ese territorio, el cártel de Los Caballeros Templarios, un grupo que utiliza como símbolo la cruz roja de las Cruzadas católicas de la época medieval y posee un discurso pseudoreligioso, pero que basa su poder en los negocios ilícitos.

Una de las características del pontífice es decir las cosas de manera clara en los lugares precisos. Habló de la injusticia del hambre en África, del sometimiento de los pueblos originarios en Latinoamérica, de las formidables inequidades que genera el capitalismo en los Estados Unidos y del rostro mortal del narcotráfico en México. 

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"¿Qué tentación nos puede venir de ambientes muchas veces dominados por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas?", preguntó el papa en una misa ante 20.000 religiosos y seminaristas. "Frente a esta realidad nos puede ganar una de las armas preferidas del demonio: la resignación. La resignación no solo nos atemoriza sino que nos atrinchera en nuestras sacristías y aparentes seguridades", sostuvo, interpelando a los religiosos respecto de su compromiso con la dura realidad.

A diferencia de otros países latinoamericanos, incluida la Argentina, donde el narcotráfico opera y se fortalece pero no gobierna territorios ni genera terror a través de matanzas y atentados públicos, en México tiene un peso político, económico y militar que compite, y muchas veces supera, a los poderes constituidos formales.

La violencia ocasionada por el poder narco ha dejado desde 2006 más de 100.000 muertos y unos 27.000 desaparecidos. Michoacán es, particularmente, uno de los estados más peligrosos para la Iglesia. Unos 40 sacerdotes, seminaristas y laicos religiosos han sido asesinados en la última década en México por organizaciones delictivas vinculadas al poder narco. 

Lo valioso del mensaje papal en tierras mexicanas es que transmite esperanza en un contexto de un pesimismo opresivo que inmoviliza. Su discurso, movilizador y dignificante, no está dirigido tanto a los poderes formales como al ciudadano de a pie, más allá de la creencia que profesen. 

Mientras los gobiernos piensan cómo encarar con posibilidades de éxito la lucha contra el narcotráfico, los hombres y las mujeres comunes tienen también un aporte que hacer. Es el de comprometerse con el contexto social en el que viven, no siendo permeables a las influencias de un poder que tiene los recursos suficientes para comprar voluntades y contaminar el tejido social.

Y, sobre todo, creyendo firmemente que cualquier persona merece un futuro mejor que el de convivir con la delincuencia y la ilegalidad. Como dice Francisco, desechando la resignación como una fácil huída de una realidad devastadora que es preciso transformar.



Lo valioso del mensaje papal en tierras mexicanas es que transmite esperanza en un contexto de un pesimismo opresivo que inmoviliza.








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