La Cámara Minera apuesta a la formación, los proveedores locales y una mirada productiva integral
La importancia del mientras tanto
Abas Tamus Mahfud, director ejecutivo de la Cámara Minera de Catamarca, destacó el rol histórico de la institución, el desafío educativo, la necesidad de fortalecer a los proveedores y la importancia de administrar las expectativas sobre el litio, el oro y el cobre. La Cámara Minera atraviesa una nueva etapa de fortalecimiento institucional y de inserción estratégica en el entramado productivo provincial.
Así lo expuso Abas Tamus Mahfud, licenciado en Ciencias Políticas y actual director ejecutivo de la entidad, en diálogo con NoaProductivo, donde trazó un panorama amplio sobre la actividad, sus desafíos y sus oportunidades.
“La Cámara existe desde 1945, tiene un estatuto y una presencia histórica en la provincia. Hace poco iniciamos un proceso de reactivación institucional. Hoy estamos conformados por 22 empresas mineras privadas, tanto de capital nacional como extranjero”, detalló. Entre ellas se cuentan firmas vinculadas al litio, a la exploración de oro, cobre y plata, distribuidas principalmente en Antofagasta de la Sierra, el norte de Belén, Andalgalá y Fiambalá.
“Tenemos presencia en los departamentos con mayor desarrollo de la actividad, lo que nos da la posibilidad de ser parte del debate del presente y del futuro de la minería en Catamarca”, remarcó.
La Expo como puente con la sociedad
Mahfud valoró especialmente la participación de la Cámara en la última Expo, instancia que permitió un contacto directo con la comunidad. “Fue un espacio muy importante para contarle a la gente sobre la institución y sobre la minería. Hay mucho interés en conocer la actividad, y ese es uno de nuestros grandes desafíos: que la gente entienda más la minería”, sostuvo.
Según explicó, la aceptación fue amplia: hubo interés de proveedores, de la sociedad en general y de instituciones educativas. “No somos una actividad rara, somos parte de la vida de los catamarqueños. Y es importante que nos conozcan para que, cuando escuchan una noticia sobre minería, sepan de qué se trata”, afirmó.
Identidad minera y raíces históricas
Para el director ejecutivo, la actividad minera forma parte de la identidad profunda del oeste catamarqueño. “Hay familias que se formaron en torno a Farallón Negro y a Alumbrera, hoy muchas se están desarrollando gracias al boom del litio, y otras proyectan su futuro vinculadas a nuevos proyectos. No es solo pasado: es presente y puede ser futuro”, señaló.
En ese sentido, subrayó que las comunidades del interior, especialmente del oeste provincial, se adaptan con mayor naturalidad a los ciclos de trabajo minero, justamente por esa tradición histórica.
El gran desafío: educación y formación
Uno de los ejes centrales del planteo de Mahfud fue la brecha entre la demanda de la industria y la oferta formativa. “La necesidad de personal es de corto plazo y la formación lleva tiempo. Ese es uno de los principales problemas”, reconoció. Sin embargo, destacó que existe voluntad de trabajo conjunto entre la Cámara, los ministerios de Educación y de Trabajo, y el Consejo Profesional y Técnico.
Como dato concreto, precisó: “Hoy, en una minera en operación, alrededor del 40% de la estructura son ingenieros. Y en el caso del litio, entre el 20 y 30% son ingenieros químicos. Esa carrera hoy no existe en Catamarca. Tampoco la ingeniería industrial, que es clave para los procesos productivos”.
Ante esta situación, la Cámara impulsa un plan para articular tecnicaturas y licenciaturas locales con universidades de otras provincias mediante sistemas de equivalencias. “No se trata de duplicar esfuerzos, sino de ser más eficientes”, aclaró.
Mahfud enfatizó que la formación no debe pensarse solo en clave minera: “Si formamos más ingenieros, técnicos y oficios, ayudamos no solo a la minería, sino también al agro y a la economía del conocimiento. Tenemos que pensar en la sostenibilidad futura de toda la provincia”.
Proveedores: de revendedores a generadores de valor
Otro punto crítico es el desarrollo de proveedores locales. Si bien reconoció avances importantes, advirtió sobre ciertas distorsiones. “A veces uno se encuentra con 50 proveedores de camionetas. No necesitamos 50 proveedores de camionetas. Necesitamos que los proveedores agreguen valor, que produzcan, que innoven”, subrayó.
En esa línea, remarcó que la minería exige hoy proveedores alineados con la responsabilidad social, la incorporación tecnológica y la licencia social. “Hay casos muy buenos en la provincia. Ellos están haciendo su parte y nosotros vamos a hacer la nuestra para acompañar”, afirmó.
También planteó límites estructurales, sobre todo en logística, que obligan a pensar soluciones regionales. “No podemos partir la logística por provincia. Tenemos que empezar a pensar en consorcios regionales, por ejemplo con Salta. La contratación local es fundamental, pero hay puntos donde habrá limitaciones”, explicó.
Expectativas, litio y nuevos metales
De cara a 2025, la Cámara se propone trabajar en la generación de material técnico, en la reducción de la conflictividad social y en una mejor administración de las expectativas. “Hay mucha expectativa por el oro, el cobre y la plata. Esa expectativa es real, pero hay que saber administrarla. Hay que dejar que los proyectos caminen”, sostuvo.
En cuanto al litio, fue cauto: “El precio todavía no repunta. Hay presión por ese lado, mientras que por otro hay grandes expectativas por los metales. Todo eso hay que manejarlo con equilibrio”.
Finalmente, Mahfud resumió el momento del sector con una consigna clara: “La provincia está haciendo su esfuerzo, el Ministerio acompaña, las empresas van a acompañar. Ahora hay que empezar a caminar, paso a paso, junto con la sociedad”.
Una identidad forjada bajo tierra
En el oeste provincial, la minería no es solo una oportunidad económica: es una marca cultural. Generaciones enteras crecieron vinculadas a proyectos históricos como Farallón Negro o Bajo La Alumbrera. Hoy ese vínculo se renueva con el litio y con los nuevos emprendimientos metalíferos.
“Hay familias que se formaron con la minería, que organizaron su vida alrededor de estos ciclos de trabajo. Hoy otras lo hacen con el litio, y muchas proyectan su futuro en los nuevos proyectos de oro y cobre”, describe Mahfud. Esa identidad explica, en parte, por qué en estas regiones la adaptación al trabajo minero encuentra menos resistencia y mayor apropiación social.
El gran cuello de botella: la formación
Si hay un punto que atraviesa todo el diagnóstico del sector, es la formación de recursos humanos. El crecimiento de la actividad choca, una y otra vez, con la falta de perfiles técnicos y profesionales adecuados en la provincia.
En una mina en operación, cerca del 40% de la estructura laboral está compuesta por ingenieros. En los proyectos de litio, entre el 20% y el 30% de esos ingenieros son químicos. Sin embargo, Catamarca no cuenta hoy ni con Ingeniería Química ni con Ingeniería Industrial en su oferta universitaria.
“Las necesidades de la industria son inmediatas. Pero formar a una persona lleva años. Ahí se genera una tensión permanente”, explica Mahfud. Para intentar achicar esa brecha, la Cámara trabaja junto al Ministerio de Educación, el Ministerio de Trabajo y el Consejo Profesional y Técnico en un proceso de adecuación de tecnicaturas y articulación con universidades de otras provincias mediante sistemas de equivalencias.
La lógica es pensar a diez años. “No se trata solo de la minería. Si formamos más técnicos, más ingenieros, eso fortalece también al agro, a la industria y a la economía del conocimiento”, plantea.