Durante días, desde el gobierno de Estados Unidos y especialmente desde sus fuerzas armadas denunciaron que globos de espionaje chino sobrevolaban el espacio aéreo de ese país, por lo cual tomaron la decisión de derribarlos. De todo eso se hicieron eco medios internacionales, incluso argentinos.
Sin embargo, ahora parece que la mayoría de los globos derribados no eran de China y mucho menos de espionaje, sino que “probablemente” pertenecían a empresas privadas o “instituciones recreativas”.
Así lo reconoció el presidente estadounidense Joe Biden, quien citó datos de inteligencia al señalar que esos globos “probablemente” pertenecían a empresas privadas o “instituciones recreativas” y no al espionaje chino.
“Probablemente eran globos vinculados a empresas privadas, instituciones recreativas o de investigación”, dijo el mandatario en relación con los cuatro artefactos detectados sobre el espacio aéreo de Estados Unidos y destruidos por aviones militares.
El jefe de la Casa Blanca atribuyó esa novedad a datos suministrados por los organismos estadounidenses de inteligencia y explicó que ordenó el derribo de esos aparatos “por precaución”, debido al peligro que suponían para el tránsito aéreo comercial y porque en ese momento no se podía “descartar el riesgo de vigilancia” sobre “instalaciones sensibles”.
El vocero del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, ya había reconocido el martes pasado que Washington no tenía “ningún indicio” de que los últimos tres globos derribados fueran de origen chino o tuvieran propósito de espionaje.
“Podrían ser globos que simplemente estaban vinculados a entidades comerciales o de investigación y, por lo tanto, inofensivos”, decía entonces Kirby, aunque aseguraba que China estaba llevando adelante un “programa deliberado y bien financiado” para espiar con globos a Estados Unidos y otros países.