jueves 4 de diciembre de 2025
Solidaridad en ruta

"Las Tías": 26 años acompañando a los peregrinos con un puesto ejemplo de servicio y organización

El tradicional parador del barrio La Antena, volvió a funcionar con más de 20 voluntarios que ofrecen alimentos, hidratación y descanso a los caminantes.

En el ingreso Este a la ciudad, sobre la Ruta Nacional 38, a la altura del barrio La Antena, en Valle Viejo, funciona nuevamente el histórico puesto “Las Tías”, uno de los espacios solidarios más reconocidos por los miles de peregrinos que cada año llegan para honrar a la Virgen del Valle. Este diciembre cumplen 26 años de servicio ininterrumpido, un recorrido marcado por el esfuerzo, la organización y la fe compartida.

Las mujeres que lideran esta iniciativa, son nacidas en Catamarca, aunque actualmente residen en Buenos Aires y Tucumán. Desde allí viajan especialmente para sostener el parador, que hoy es referencia obligada para los caminantes.

“Todo empezó cuando mi hermana vino un año a dar agua a los peregrinos con una catequista. Ahí hicimos la promesa de ayudar”, recuerda Alicia. “El primer año solo dábamos mate cocido, juntando las tacitas de todas las familias”, agrega.Con el tiempo, lo que comenzó como un gesto sencillo se transformó en una estructura sólida. Sandra explica que durante los primeros años trabajaban con todo prestado: mesas, sillas, ollas y utensilios. “Después empezamos a hacer alcancías para reunir dinero y comprar nuestras propias cosas. Así, de a poco, fuimos armando todo lo que hoy tenemos”.

La logística actual impresiona por su organización: carpas de sombra, mesas, sillas, vehículos de apoyo, baños, cocinas equipadas y sectores de descanso. Más de 20 voluntarios se distribuyen en funciones específicas: un equipo cocina, otro sirve, otro recibe donaciones, y un grupo se ocupa de limpieza y reposición. “Cada uno tiene su tarea y nos vamos ayudando entre todos”, explica Teresa, que viaja desde Tucumán para sumarse cada año.

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El puesto ofrece desayuno, merienda, cena, ollas populares, jugos, agua fresca, licuados, frutas y ensaladas, todo de manera gratuita. La mayoría de los alimentos proviene de donaciones, muchas veces anónimas. “Hay personas que dejan cosas sin siquiera decir su nombre. Eso nos emociona siempre”, señala Sandra.

Los peregrinos conocen bien el parador y lo buscan deliberadamente. Algunos llegan a descansar un rato; otros arman carpas para dormir antes de retomar la marcha hacia la Catedral o la Gruta de Choya. “Vienen agotados, pero cuando ven que estamos acá, se les ilumina la cara. Eso es lo que nos mueve”, cuenta Alicia.

Si bien cuentan con una estructura amplia, este año pidieron especialmente colaboración para la provisión de baños químicos, debido al alto flujo de devotos y a la necesidad de reforzar los servicios en la zona. “Nos quedamos hasta el final, hasta que todo termina el 8”, coinciden las organizadoras. Para ellas, la tarea no es solo una promesa cumplida, sino una forma de devolver y compartir la fe. “Lo hacemos con amor. Es nuestro modo de acompañar a quienes vienen con tanto sacrificio”, concluyen.

Con 26 años de trayectoria, “Las Tías” se ha convertido en un símbolo de la solidaridad catamarqueña y en un punto indispensable para quienes avanzan, paso a paso, hacia los pies de la Morenita del Valle.

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