La institución fue una de las primeras en educación inclusiva y hoy los estudiantes de la última promoción del Siglo XX celebraron sus Bodas de Plata.
El salón de actos de la Escuela Normal “Clara J. Armstrong” se vistió de gala. Estudiantes de la Promoción 2000 celebraron sus 25 años de egresados. Con sentimientos encontrados, entre alegría y nostalgia, la última promoción del Siglo XX dijo “presente”. Luciana Pilatti, Gabriela Luna, Mauro Quiroga, Emilia Cáceres y Cecilia Mugas estuvieron a cargo de la organización.
Como todo acto escolar, las banderas de ceremonia estuvieron presentes. La Bandera Argentina tuvo como abanderada a Susana Beatriz Peralta Molina y las escoltas, María Celia Clerici Montenegro y Olga del Valle Amigot Solohaga. La Bandera de Los Andes fue portada por Rocío Carabus y sus escoltas, Rita Ana Valeria Arreghini y Maria Florencia Colla. La “profe” María “Budy” Ponce pasó lista a las cinco divisiones. Uno de los momentos más emotivos fue cuando se recordó a los compañeros que se adelantaron en el viaje: Federico Toledo, Laura Castillo, Vito Natilla y Bárbara Lucero. Con aplausos de pie se los homenajeó.
Mauro Guglielmi y Linda Roldán estuvieron a cargo de las palabras alusivas. “Es muy necesario el mensaje y gratitud a esta institución que abrió”, expresó Mauro, un estudiante egresado ciego. Remarcó que la ENCJA fue pionera en “el proceso de integración” de las personas con discapacidad. "Estoy convencido de que la educación es transformadora, genera igualdad de oportunidades cuando se desarrolla en comunión. ¿Qué significa esto? Cuando todos podemos aprender y enseñar. Todos tenemos algo para aprender y todos tenemos algo para dar y enseñar. La educación realmente en esta escuela, en los años que yo he estado y en la experiencia, ha cumplido con esto. Es tan importante, y sobre todo para el futuro: un mundo más justo que construye la existencia con empatía", consideró.
Luego, tomó la palabra Linda y recordó que el 2000 distó mucho de ser un año cualquiera. “El mundo entero festejaba el acceso a un nuevo milenio, entre destellos de esperanzas y no pocos temores, el cierre definitivo de un siglo”. También recordó el contexto social del país y aún así, esta promoción bailaba al ritmo de “Mayonesa”. “Empezamos a descubrir Internet de manera primaria y que aún privilegiábamos las ‘juntadas’ cara a cara en un mundo aún sin redes sociales y sin teléfonos inteligentes”, puntualizó.
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Aquel grupo de jóvenes de la ENCJA continuó escribiendo su propia historia. Hoy, esta Promo 2000 cuenta con profesionales en la magistratura, en medicina, en el periodismo, docentes y gastronómicos, entre otras profesiones pero, por sobre todo, haciendo lo que les apasiona.
“Éramos la Promoción 2000, los últimos en egresar del viejo secundario, del sistema de siempre. Ese pequeño detalle, aparentemente menor, marcó con un sello indeleble, nos lleva a ser ‘los últimos’ y nos otorga una identidad genuinamente especial. Portábamos con nosotros la balanza y la fuerza de una tradición que se clausuraba y, a la par, la fascinación pura de un futuro que apenas asomaba. Nos desarrollamos en un mundo claramente de transición: entre lo análogo y lo digital, entre los teléfonos con fichas y los primeros mensajes de texto SMS, entre el cuaderno escrito a mano con esmero y las primeras búsquedas en Google. Fuimos testigos privilegiados del final de una época y actores fundamentales de un tiempo nuevo. Hoy, en retrospectiva, entendemos que nuestra promoción no fue apenas un número más en el calendario escolar, sino una auténtica generación bisagra. Fuimos la última promoción del viejo sistema y, justamente por eso, seremos por siempre inolvidables. La Promoción 2000 de la Escuela Clara J. Armstrong no fue solo la mejor… fue, sencillamente, original y única”.