jueves 21 de marzo de 2024
Editorial

Problemas urbanos al desnudo

Es un clásico que luego de cada tormenta se forman baches o se agrandan los existentes en la ciudad, que no son reparados a la brevedad.

Como sucede habitualmente en cada verano al término de días de calor extremo, llegan las precipitaciones abundantes y baja la temperatura, para fortuna de todos. Eso es común en buena parte de la provincia. Pero también son comunes y reiterados los mismos inconvenientes de siempre.

En el caso puntual de San Fernando del Valle, el verano ha demostrado que la ciudad no está preparada ni para mucha cantidad de agua ni para precipitaciones persistentes. El lunes por la tarde, cuando se desató tormenta de granizo y lluvia, proveniente del Norte, las avenidas y calles de ubicación Oeste-Este se convirtieron en verdaderos ríos que arrasaban de todo.

Lo sufrieron los comerciantes que tenían mesas, sillas y cartelería de pie afuera, que vieron cómo en cuestión de segundos el agua les llevaba todo. Para los motociclistas era realmente un riesgo andar en la calle, más todavía para los peatones. De hecho, en pocos minutos cayeron más de 50 mm. Y al día siguiente se completó la marca de 74,5 mm. Demasiado para lo que está acostumbrada la ciudad.

Pero los temporales de verano suelen producir daños en todos lados, incluso en lugares de la Pampa húmeda que están habituados y “preparados” para soportar gran cantidad de agua. O en ciudades como San Miguel de Tucumán o Córdoba, donde puede llover hasta 100 mm. en una hora.

Es verdad, por otra parte, que las obras de desagües construidas hace unos años en la zona alta de la ciudad, como las avenidas Latzina y Ocampo, ayudaron a atenuar el impacto de la bajada de agua al casco céntrico. Pero está visto que no son suficientes cuando las tormentas son tan intensas.

Es un clásico que luego de cada tormenta se forman baches o se agrandan los existentes en la ciudad, que no son reparados a la brevedad. Es un clásico que luego de cada tormenta se forman baches o se agrandan los existentes en la ciudad, que no son reparados a la brevedad.

Y en definitiva solo se puede proyectar más obras de esas características a futuro, que cumplirán siempre una función de alivio, por cuanto la ciudad se fue expandiendo sobre la ladera de los cerros hacia el Oeste y de esa forma hay cada vez más arterias que conducen el agua hacia el centro y los barrios bajos del Este.

Es decir, no hay forma de que el agua circule de otro modo. Las canalizaciones transversales contribuyen a desviar una parte hacia el sur, pero el lunes, quedó claro, no dieron abasto. Y más todavía cuando la lluvia arrastra piedras, ramas, arena y toda la basura que encuentra a su paso.

Otro tema que se ha vuelto recurrente es del asfaltado. Luego de cada lluvia, florecen los baches por todos lados. Los que ya estaban se hacen más grandes y profundos, y por supuesto aparecen nuevos pozos que representan un peligro para los conductores.

¿Es deficiente la calidad del material que se usa o el trabajo en sí mismo? Eso es algo que debe responder el municipio capitalino, si bien es cierto que el problema data de años. Por lo pronto, para este año se esperan obras de reasfaltado en distintos tramos de la ciudad que se han vuelto intransitables.

Un clásico es el de los arreglos en la avenida Ocampo. Allí se persiste en cubrir baches o desniveles con una capa de asfalto que en cada tormenta fuerte indefectiblemente se destruye, o se corren los pedazos hacia un costado o al medio. Y esos restos suelen quedar por allí por meses, lo que constituye un verdadero fastidio para conductores y vecinos. Es evidente que falta atención en este punto.n

Seguí leyendo

Te Puede Interesar