martes 4 de febrero de 2025
Editorial

Panorama sombrío

En un contexto global en el que se advierte el impacto del calentamiento global, cada año son mayores los desafíos en materia de defensa del medio ambiente que tienen los gobiernos. En el caso de la Argentina, la preocupación es mayor que en otras naciones, por la simple razón de que el Gobierno nacional se ha proclamado negacionista del cambio climático y además ha impulsado medidas de ajuste en el área de la investigación científica.

La postura que sobre la temática tiene Javier Milei no es una mera especulación. La ha sostenido públicamente en varias oportunidades, pero quizás nunca con tanta brutalidad como cuando, en plena campaña electoral de 2023, señaló que “todas esas políticas que culpan al ser humano del cambio climático son falsas y lo único que buscan es recaudar fondos para financiar vagos socialistas que escriben papers de cuarta”. La política ambiental desplegada durante su primer año de gobierno ha sido consecuente con esa posición.

Un informe elaborado por la organización internacional Mongobay Latam con el aporte de científicos y organizaciones ambientalistas señala las deudas que tiene el país en la materia. Deudas que se arrastran desde años pero que se han incrementado el año pasado.

Entre las medidas que el documento considera como retrocesos, menciona la transformación del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable en una Subsecretaría de Estado, “reduciendo la capacidad, recursos e importancia de la cartera ambiental dentro de la estructura de gobierno”. La titular del organismo gubernamental es Ana Vidal de Lamas, que comparte con el presidente, pese a la enorme acumulación de evidencia científica, la visión negacionista del cambio climático.

En el balance negativo del 2024 debe anotarse la postura argentina en los eventos internacionales, como por ejemplo en la Cumbre del Clima COP29, en la que la Argentina retiró su comitiva.

En el comienzo mismo de la gestión, el gobierno de Milei propuso la derogación de dos leyes claves en la defensa del medio ambiente: la Ley de Glaciares y la Ley de Bosques. La intención no prosperó por la resistencia de expertos y los grupos y el rechazo mayoritario de la oposición en el Congreso de la Nación. De todos modos, el Ejecutivo avanzó por el camino del decreto modificando, por ejemplo, la Ley de Quema y el manejo del fuego, además de eliminar el Fondo Fiduciario para la Protección Ambiental de los Bosques Nativos.

Otro tema crítico que menciona el informe es el de la deforestación. Según la Campaña de Bosques de Greenpeace Argentina, en los primeros diez meses del año pasado se desmontaron más de 100.000 hectáreas de bosques nativos en las provincias de Formosa, Chaco, Salta y Santiago del Estero.

Los desafíos para los próximos años son cada vez de mayor envergadura. De no mediar un cambio sustancial en la postura argentina respecto de las políticas ambientales, el panorama será cada vez más sombrío.

Seguí leyendo

Te Puede Interesar