Desde su nacimiento, las redes sociales han sido funcionales a la difusión de mensajes de odio. Twitter, por ejemplo. Pero desde hace poco más de un año, cuando Elon Musk la adquirió y la convirtió en X, el crecimiento de ese tipo de discursos agresivos y estigmatizantes fue abrumadoramente exponencial, en consonancia con la ideología del magnate ultraderechista que el mes pasado hizo el saludo nazi durante el acto de asunción de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos.
Una minuciosa investigación académica determinó que desde que Musk compró Twitter, los mensajes de odio se incrementaron en un 50% y recibieron un 70% más de likes, que en términos generales apenas subieron un 4%. El estudio, que pertenece a los investigadores de la Universidad de California (EE UU), Daniel Hickey, Daniel M. T. Fessler, Kristina Lerman y Keith Burghardt.
“El aumento se observa en múltiples dimensiones del odio, incluido el racismo, la homofobia y la transfobia”, dicen los autores del trabajo. “En general, el aumento a largo plazo del discurso de odio y la prevalencia de cuentas potencialmente no auténticas son preocupantes, ya que estos factores pueden socavar los entornos en línea seguros y democráticos y aumentar el riesgo de daños fuera de línea”, señalaron los investigadores.
La adquisición de Musk no fue prioritariamente una operación comercial, sino que tuvo motivaciones claramente ideológicas y políticas. De hecho, admitió que compró Twitter para defender la libertad de expresión y protegerla del pensamiento “woke” (un término que se refiere a una postura crítica sobre la injusticia social, la discriminación racial y la desigualdad de género, entre otros).
Una de las razones del incremento notable de los mensajes de odio es la disolución, a partir de la venta de Twitter, del Consejo Asesor de Confianza y Seguridad, que intervenía en la moderación de contenido. En la misma peligrosa línea, Facebook anunció hace pocos días que iba a dejar de regular contenidos.
Otra causa es la migración de usuarios individuales o institucionales hacia otras plataformas, Mastodon, Threads y BlueSky, disconformes con la nueva filosofía de X.
La investigación de la Universidad de California advierte además sobre los peligros que entrañan los discursos de odio en la vida real. “La prevalencia del odio en línea está vinculada a los crímenes de odio fuera de línea (en la vida real, no virtual), y las víctimas del odio a menudo informan una disminución del bienestar psicológico. Además, la exposición a ideologías de odio puede aumentar los prejuicios y disminuir la empatía hacia los grupos externos”, expresa en sus conclusiones.
X se ha transformado, en consecuencia, en un verdadero campo de batalla, donde escasea el debate de ideas y abundan el odio, los agravios, los insultos, los ataques y las fake news, un combo que resulta una amenaza a la convivencia democrática y al intercambio pluralista de ideas y puntos de vista.