Mensaje. 47 intendentes del conurbano y el interior de buenos aires respaldaron a kicillof contra cfk.
Las reformas del sistema electoral sirvieron de pretexto a 47 intendentes peronistas del Conurbano y el interior de la Provincia de Buenos Aires para desmarcarse del liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner, pidiendo al gobernador Axel Kicillof que desdoble las elecciones provinciales de las nacionales.
Es otro episodio del proceso de fragmentación que se aceleró en el justicialismo desde que la expresidenta asumió la conducción formal del partido, más grave para ella por producirse en el territorio donde afinca la legitimidad de sus votos. Se trata de una rebelión doméstica, un desafío a la estructura de La Cámpora comandada por su hijo Máximo.
El mejor de los encuestadores, aparte, jamás podrá igualar la eficacia predictiva que tiene el olfato de los cautelosos “barones”.
Lo que están diciendo es que quieren disociar sus ofertas electorales de la que pueda diseñar la presidenta del PJ para la Cámara de Diputados de la Nación, incluso si ella misma encabeza la lista.
El cambio de etapa es evidente. De representar garantía de tracción desde la cima, CFK pasa a ser riesgo de mochila.
La razonabilidad de la interpretación que hacen los intendentes se robustece con la presión del camporismo para que las elecciones sean simultáneas. Es evidente que no confían en que el efecto fascinante de Cristina les alcance y que les resulta indispensable la movilización del aparato de los caudillos comunales para solventar la elección nacional.
Lecturas concurrentes, pero intereses divergentes. En la Provincia de Buenos Aires, los jefes territoriales no están dispuestos a arriesgar el pellejo propio para preservar el poder de CFK, quien por su parte no puede enfilarlos como no sea impidiendo el desdoblamiento. Salvo que, como Horacio Rodríguez Larreta en CABA, decida postularse a diputada provincial.
El comunicado dirigido a Kicillof es en realidad un respaldo en el marco de la interna que el gobernador mantiene con los camporistas. Incluyó la firma de “barones” importantes, algunos decididamente enfrentados con el ultracristinismo y otros más prudentes, como el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, que viene de lograr su reelección en 2023 sorteando la fractura que ofrecía la propuesta del Movimiento Evita.
El pronunciamiento de los peronistas a favor del desdoblamiento se suma al de los 22 intendentes del radicalismo. Ambos son la reacción a un proyecto presentado por los cristinistas en el Senado provincial para que las elecciones sean conjuntas.
La gran pregunta es si Kicillof se animará a desdoblar. La respuesta dará algún indicio de su temple como líder.
Llegado el caso, se abrirá otra incógnita: ¿intervendrá Cristina los PJs bonaerenses insumisos, como hizo en el interior?
La marcha de los acontecimientos deja cada vez más claro que la expresidenta pretende hacer funcionar el sello del PJ como lo que fue en 2017 Unidad Ciudadana, formación que le permitió sostener consistencia.
Es decir: CFK quiere convertir al heterogéneo justicialismo en apéndice del cristinismo. O convertir al Partido Justicialista en el Instituto Patria.
En las siete provincias que realizarán elecciones desdobladas de las nacionales, incluido CABA, el peronismo irá dividido. La balcanización es el resultado de la conducción que CFK asumió con la promesa de abrir el juego.
La crisis en Buenos Aires, su ancla territorial, se suma a las marcas del retroceso.