jueves 23 de noviembre de 2023

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Cara y Cruz

La derrota eclesiástica

El arrasador y vertiginoso ascenso que protagonizó Javier Milei afectó a prácticamente todas...

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El arrasador y vertiginoso ascenso que protagonizó Javier Milei afectó a prácticamente todas las estructuras políticas y corporativas tradicionales.

Mauricio Macri, Patricia Bullrich y parte del PRO se reacomodaron a última hora en una jugada que para muchos estaba en los planes del expresidente desde el principio, pero que no deja por eso de ser individual. El triunfo de Macri es parasitario, habrá que ver qué consigue edificar desde él.

Mayores méritos para considerarse ganadores, independientemente del posicionamiento que hayan asumido en el balotaje, tienen los gobernadores e intendentes que consiguieron retener o ganar poder territorial durante el accidentado proceso que concluyó ayer. Aún heridos por no haber podido contener la ola violeta, cuentan con un capital importante para maniobrar en el atomizado esquema que condiciona a Milei para traducir el abrumador consenso electoral obtenido en consenso institucional y político.

En este contexto saturado de perdedores se recorta la derrota que ha sufrido la Iglesia Católica, que hizo todos los esfuerzos para impedir el acceso de Milei a la Presidencia. Los improperios dedicados por el Presidente electo al Papa Francisco fueron utilizados insistentemente como insumo por Sergio Massa y la militancia de caracterizados y encumbrados religiosos se hizo más intensa a medida que las chances del libertario comenzaban a corporizarse.

Por supuesto, es posible discriminar distintas posiciones en el complejo entramado eclesiástico si se entra a analizar en detalle, pero no hubo pronunciamientos institucionales que equilibraran los respaldos al candidato de Unión por la Patria, muy enfáticos en algunos casos, y contribuyeran a ofrecer una imagen de equidistancia. No puede haber sido casual tratándose de la Iglesia, experta milenaria en los entresijos del juego de poder.

Que esta prédica no haya conseguido siquiera atenuar la paliza es indicativo del retroceso que el clero sufre en términos de influencia, un fenómeno que viene mostrando indicios desde hace tiempo y tiene su expresión más nítida en el avance de otros credos. Podría especularse en el contexto específico de esta elección con el rol que podrían haber jugado los ingredientes místicos que tiene la personalidad de Milei, de quien no puede decirse que sea un laico.

El caso es que la prédica eclesiástica no fue inocua, sino que parece haber perjudicado el desempeño de Massa antes que beneficiarlo.

Vale una comparación para hacerse alguna idea del repliegue.

En 2006, el arzobispo de Buenos Aires Jorge Bergoglio, que con el tiempo llegaría a ser el Papa Francisco, primer Papa argentino, sudamericano y jesuita, instó al entonces obispo de Iguazú, Joaquín Piña, a involucrarse en una disputa política de Misiones a su criterio clave: el entonces gobernador de Misiones Carlos Rovira se proponía reformar la Constitución provincial para introducir la reelección indefinida.

Tras la movida de Rovira estaba el presidente Néstor Kirchner, quien buscaba generar una suerte de efecto dominó de enmiendas que terminara con la reforma de la Constitución nacional y le permitiera proyectar su propia permanencia en el poder más allá de los dos mandatos establecidos en la reforma de 1994.

El obispo Piña se presentó como primer candidato a convencional constituyente de Misiones en la lista “Unidos por la Dignidad”, ganó la elección y terminó con los planes de Rovira y Kirchner.

Fue ese episodio el que fundó la animadversión del kirchnerismo hacia Bergoglio. Los Kirchner hacían los “tedeums” de las fechas patrias en cualquier diócesis que no fuera la de Buenos Aires.

La tregua llegó recién cuando Bergoglio se consagró Papa en 2013, hecho que al kirchnerismo le costó digerir en un principio pero que paulatinamente dio lugar a un acercamiento y la franca cordialidad política final.

Del rol determinante de 2006 a compartir el podio de los vencidos con Unión por la Patria el domingo. Un derrotero ilustrativo.

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