De las manos del auge de las redes sociales ha surgido, en los últimos años...
De las manos del auge de las redes sociales ha surgido, en los últimos años, una nueva ocupación, la de influencer, que son usuarios que tienen una gran número de seguidores, millones en algunos casos. Sus opiniones inciden sobre los hábitos de sus fans, por los que son muy buscados por firmas comerciales a los efectos de que promocionen sus productos.
Los influencers tienen, además de fama, credibilidad entre sus seguidores. Las marcas recurren a ellos para promocionar sus productos. Y en esa estrategia no importa demasiado si el emisor del mensaje conoce o no de la temática vinculada a esos productos. De modo que es muy común -cada vez más, últimamente-, observar cómo personajes famosos o celebridades aparecen difundiendo las virtudes de bienes o servicios de todo tipo.
La cuestión no demandaría una atención especial si no fuese porque es frecuente que aparezcan pronunciándose sobre temas que se vinculan directamente con la salud: recomiendan medicamentos, dietas y hasta determinados tipos de cirugía, incurriendo, en los casos más extremos, en una suerte de intrusismo médico, que técnicamente es el ejercicio fraudulento de una profesión sin la acreditación de idoneidad académica necesaria. No es que se hagan pasar por médicos, por supuesto, pero dan consejos para el que solo podrían estar habilitados profesionales que se graduaron en alguna carrera relacionada con el cuidado de la salud.
Entre los profesionales de la medicina, precisamente, hay una preocupación creciente por esta actividad, que puede ocasionar graves consecuencias. No es un problema solo de Argentina. En otros países han avanzado ya en una regulación específica. Francia, por ejemplo, acaba de aprobar una ley que prohíbe que los influencers hablen de cirugía estética, prácticas médicas no contrastadas científicamente, o promocionen productos que contengan nicotina.
En Argentina se presentó a fines de junio de 2020 un proyecto de ley en el Congreso con el objetivo de regular la actividad de los influencers que prestan servicios de publicidad digital a través de sus redes sociales. Durante dos años la iniciativa no se discutió y finalmente perdió estado parlamentario. De todos modo, pese a no contar con una ley específica, la tarea de los influencers en el país están regulado por otras normas, como el Código Civil y Comercial, la Ley de Protección al Consumidor y la Ley de Lealtad Comercial.
Pero no parece alcanzar. Como señalan en una columna de opinión publicada por la agencia TELAM La Dra. Virginia Busnelli, médica especialista en nutrición y el Dr. Juan Manuel di Diego, cirujano plástico, referente en cirugía del contorno corporal de CRENYF, "Hoy en día cualquier individuo, sin ningún tipo de formación médica y por supuesto sin capacidad de entender el daño que podría causar ante una mala recomendación, tiene la potestad, por el solo hecho de ser “influencer” y tener muchos “seguidores”, de dar indicaciones o recomendar procedimientos quirúrgicos, sin poder entender que la medicina es “ciencia” y que como tal, requiere de conocimientos tanto para ejercerla como para recomendarla. Cuando entendamos que cada persona es idónea en un área específica, las recomendaciones bajarán los riesgos y todos estaremos protegidos. Hasta que esto suceda y la población esté educada en confiar sólo en fuentes de referencia académica, regular la actividad de recomendaciones médicas de los “influencers no médicos” es un muy buen inicio".