Decenas de docentes rurales del norte de Fiambalá, que diariamente recorren hasta 200 kilómetros (entre ida y vuelta), se vieron obligados a presentarse en sus escuelas el viernes, a pesar del viento feroz y de las alertas climáticas. Según reportó el sitio El Abaucán.com, los educadores enfrentaron serios peligros en los caminos y los niños, en las aulas.
Los caminos del norte de Fiambalá, de ripio y cubiertos de ramas y polvo, se convirtieron en un desafío para los docentes, quienes, además de la tormenta, debieron lidiar con la falta de señal y el temor de quedar varados. Muchos grabaron videos durante su trayecto, mostrando las condiciones extremas en las que viajaban.
Visiblemente molestos, los docentes señalaron que, a pesar del aviso a las autoridades sobre la situación, no se implementó ningún protocolo ni se suspendieron las clases. Así, se vieron obligados a asistir en medio del viento zonda, arriesgando su seguridad.
En Fiambalá, las ráfagas de viento alcanzaron los 75 km/h, y además de los peligros en los caminos, el fenómeno causó importantes daños en la infraestructura de la zona, como la caída de postes de energía y el derribo de cables, lo cual quedó reflejado en las fotos que se compartieron en las redes sociales. Uno de los hechos más preocupantes ocurrió en la localidad de Palo Blanco, donde un poste del tendido eléctrico cayó violentamente sobre un vehículo Fiat 147. n
