miércoles 20 de marzo de 2024
Editorial

El manoseo de la bandera feminista

Las banderas que levanta el feminismo cayeron en manos del actor menos pensado: el intendente de Santa Rosa, Elpidio Guaraz, imputado por privación ilegítima de la libertad agravada y abuso sexual con acceso carnal a una joven y, por abuso de autoridad en otra denuncia. La estrategia habría sido pergeñada por la actual secretaria de Acción Social del Municipio, Ester Guaraz, hermana del intendente, para evitar que el jefe comunal sea suspendido por la mayoría opositora del Concejo. Se trata de un caso en el que se desvirtúa el sentido de la causa feminista para caer en la chicana política.

Desde hace un tiempo que la hermana del jefe comunal comenzó a darle identidad a la “lucha” de un grupo de mujeres que por ahora sólo se presentan como Movimiento Feminista del Este y que salió a la escena pública para reclamar por la paridad de género en el Concejo Deliberante a través de una carta. Lo raro es que descubriera los principios y valores del feminismo cuando ya había pasado más de un año de la elección de medio término en la que estuvieron en juego dos bancas en el Concejo Deliberante. Una de las listas, la que apoyaba Guaraz, impulsaba como candidato en primer término a Federico Mercado y la otra, opositora en aquel momento, a Mario Páez (Movimiento Integrador Santarroseño) que buscaba su reelección. A partir del resultado electoral, los dos varones que fueron cabeza de lista, ingresaron al Concejo y se sumaron a Fabián Lezana que había sido electo en 2019, cuando Elpidio Guaraz también obtuvo su reelección. El supuesto Movimiento Feminista pide ahora que Mercado renuncie a su banca a favor de la mujer que iba en el segundo lugar.

No deja de ser cierto que el Concejo Deliberante está integrado solo por varones. Es una pena que los hermanos Guaraz no se acordaron del feminismo cuando se armaron las listas, en agosto del año pasado, para garantizar que alguna mujer encabezara la propuesta electoral en primer término y de esa manera se hubiera garantizado el cumplimiento de la paridad de género.

Entonces, es evidente que se trata de un manoseo de la bandera del feminismo, un movimiento crítico de corte político, económico, cultural y social, cuya aspiración es la reivindicación de los derechos de la mujer y la conquista de un rol igualitario respecto al hombre en los distintos aspectos de la sociedad. Sus principales referentes históricas jamás hubieran imaginado contar entre sus filas con la adhesión de Esther Guaraz, quien se acomodaría a los principios de esta noble causa para buscar la impunidad del jefe comunal, un verdadero referente del modelo patriarcal al que el feminismo busca combatir.

En los últimos años el mundo está cambiando y es cada vez más evidente que las mujeres están luchando por sus derechos y por la igualdad de oportunidades. En Argentina, el movimiento adquirió fuerza a partir de 2015, con la aparición de las calles del Movimiento Ni Una Menos y luego con la bandera verde para lograr el aborto seguro, legal y gratuito. Dada la fuerza que adquirió movimiento, para muchos fue políticamente correcto levantar las banderas del feminismo, no sólo como ocurre en Santa Rosa, sino también cuando se crean cargos solo para simular que las mujeres tienen un rol preponderante en estructuras arcaicas, pero no cuentan con presupuesto para aplicar políticas de género o no pueden levantar la voz para sancionar a los violentos que conviven en sus filas.

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