sábado 25 de octubre de 2025
Cara y Cruz

El cierre Bacchiani

Si bien representa un avance en la dilucidación de la estafa más grande registrada en la provincia, la elevación a juicio de la causa federal en contra de Edgar Adhemar Bacchiani y once de sus cómplices a cinco años de iniciado el expediente deja más cabos sueltos que atados.

Por empezar, Bacchiani es prácticamente el único de los partícipes del gigantesco fraude que permanece en prisión, debido a que confesó en Córdoba. Si fuera por el expediente catamarqueño, debería ya estar en libertad por el vencimiento de los plazos de la prisión preventiva. Pero más importante que esto son los indicios de que el botín que amasó con el esquema piramidal que operaba camuflado detrás de presuntas inversiones en criptomonedas se fragmentó entre fugas de depósitos hacia otras financieras fraudulentas, mejicaneadas y desembolsos irregulares.

Hay personas que hicieron fortunas con la matufia, a las que les viene muy bien que la atención se concentre en el “Trader God” preso en Miraflores. Bacchiani es un estafador, sin dudas, merecido ha de tener el encarcelamiento, pero aunque nadie vaya a admitirlo es también el chivo expiatorio de toda una sociedad que lo celebró y se rindió al espejismo de la avaricia para después, cuando cayó en desgracia, tratar de redimirse amparada en una inocencia inverosímil.

Las criptoestafas se investigan divididas en varios expedientes pero fueron parte de un mismo proceso de depredación. Las criptoestafas se investigan divididas en varios expedientes pero fueron parte de un mismo proceso de depredación.

Todo el naipe estaba expuesto desde un principio. Las utilidades que pagaba “Adhemar Capital” eran imposibles de obtener con ninguna actividad lícita, pero una enorme cantidad de catamarqueños eligió apostar sobre ese dudoso paño. Cándidos hubo, pero fueron los menos.

La Justicia Federal determinó y Bacchiani confesó que todo fue una estafa. La confirmación de que existió un diseño piramidal hace bastante sencillo el razonamiento: la plata de los que perdieron la embucharon los que ganaron. Bacchiani, por su parte, sostiene que fue objeto de un despojo por parte de exsocios y hay dos quiebras en proceso.

Corroborado esto, las criptoestafas se investigan divididas en varios expedientes judiciales, pero conformaron un único fenómeno de depredación.

El éxito del diseño instrumentado Bacchiani estimuló la irrupción de otros jugadores en el mercado y desató una competencia por la captura de inversores que se tornó descarnada en la segunda mitad de 2021, en el marco de la cual las tasas de retorno fueron incrementándose exponencialmente y las inversiones redistribuyéndose entre las distintas firmas hasta el colapso final. La multiplicación de cazadores y la intensidad de la cacería desmadraron en una suerte de remate, en el que los financistas levantaban la oferta de utilidades de sus antagonistas para retener o sumar clientes.

Numerosos elementos marcan que la crisis de la financiera de Bacchiani se precipitó a partir de una estampida de sus depósitos hacia RT Inversiones que le redujo abruptamente los fondos para cumplir con los pagos acordados.

El reclutamiento de contribuyentes fue extendiéndose de los sectores más acomodados hacia los medios, y de ahí a los más humildes, reunidos en corralito por los “poceros” hasta alcanzar cifras con las que negociaban mejores dividendos en un ecosistema ya muy intoxicado por la exacerbación de la competencia. En su indagatoria, Bacchiani dijo la corrida desde su empresa hacia la de los Bulacio se aceleró a partir de octubre de 2021, cuando el Gobierno de la Provincia, el Banco Central y la Comisión Nacional de Valores lo enfocaron.

Las líneas de investigación relacionadas con el supuesto saqueo de los bienes de Bacchiani, por otro lado, no se desarrollaron hasta ahora.

El “Trader God” preso y sometido a un nuevo proceso en Córdoba les cierra a todos los que se beneficiaron con el fraude. Incluso a sus cómplices, que esperarán el juicio en libertad.

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