jueves 6 de febrero de 2025
Cara y Cruz

Desfasaje trágico

La muerte de Benicio, un niño de la localidad capayanense de San Martín, expuso el muchas veces trágico desfasaje que hay entre la inversión en infraestructura hospitalaria de la que el Gobierno hace gala y la gestión de los recursos humanos indispensables para que sea eficaz.

Un detalle de la desgraciada historia condensó el despropósito.

Desesperado por las violentas convulsiones de Benicio, el enfermero del hospital de San Martín decidió convocar al SAME, pero cargar al niño en una ambulancia que no está equipada para atender cuadros tan graves y emprender el viaje hasta la Capital. Al parecer tenía la esperanza de cruzarse con la ambulancia del SAME en el camino, hacer el trasbordo y así ganar tiempo. Pero el SAME no salió a tiempo, o los vehículos se cruzaron en el trayecto sin advertirlo, y Benicio llegó al Hospital de Niños muy grave el lunes por la noche, sufrió un paro cardíaco y le indujeron un coma. Murió el miércoles.

San Martín está a 90 kilómetros de la Capital. Tiene un minihospital al que asiste dos veces por semana un médico oriundo de La Rioja y, según los pobladores, un solo enfemero para los siete días de la semana.

El Ministerio de Salud no se ha pronunciado sobre el episodio, pero en principio surgen grandes interrogantes.

Es evidente que el pobre enfermero se vio superado por las circunstancias e hizo lo que pudo y supo hasta decidir el traslado del niño. Cabe la posibilidad de que en entre trámites y especulaciones condicionadas por la angustia se haya perdido un tiempo precioso para salvar la vida del chico, con lo que se arribaría a la absurda conclusión de que tal vez hubiera sido mejor que San Martín no tuviera minihospital y Benicio hubiera sido trasladado de inmediato a la Capital.

Es contrafáctico, por supuesto, incomprobable ya, pero conviene hacerse el planteo. Quizás las sumas multimillonarias que se gastan en estructuras hospitalarias, o al menos una parte de ellas, tendrían mejores resultados si se aplicaran a mejorar el equipamiento de postas más modestas y proveerlas de una dotación de personal adecuado.

Esto, complementado con protocolos de actuación precisos para atender urgencias como la de Benicio, que no dependan de intuiciones.

La tía Benicio solicitó un médico permanente para San Martín y también otro enfermero, ya que una sola persona no puede estar disponible y lúcida las 24 horas, los 7 días de la semana.

“Tenemos un médico dos días a la semana, pero la gente no se enferma casualmente cuando está el médico, como pasó con Benicio”, señaló.

"Les pido por favor que se pongan la mano en el corazón y nos manden un médico permanente. Acá es un cruce de ruta. ¿Por qué no hay un médico permanente? Hay un enfermero, tendría que haber dos para que cuando salgan de apuro haya gente que quede en el minihospital también. Les pido por favor que se pongan la mano en el corazón y nos manden un médico permanente", solicitó.

Con lógica impecable, la mujer calculó que el minihospital debería contar con al menos dos enfermeros, "para que cuando uno salga de apuro, haya gente que quede".

"También necesitamos una ambulancia bien equipada, aquí los chicos hicieron lo posible, se portaron maravillosamente, lo llevaron con oxígeno, pero, por favor, les pido que manden un médico permanente a San Martín. Acá la gente se enferma y a veces no tenemos medios para salir corriendo para la ciudad, son 90 kilómetros ¿Se pueden imaginar lo que pasó ese niño?", señaló.

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