viernes 4 de octubre de 2024
Bioinsumos: revolución verde para el tabaco criollo

Criollito rendidor

En el norte argentino, este cultivo se reinventa con bioinsumos que prometen fortalecer la economía regional en armonía con el ambiente. En nuestra región, el cultivo del tabaco se ha consolidado como una pieza clave para la economía regional.

Este cultivo es altamente rentable en pequeñas explotaciones en zonas donde otros cultivos no prosperan. En este contexto, un equipo de investigación del INTA está marcando la pauta al impulsar el uso de bioinsumos en el cultivo de tabaco criollo con el potencial de transformar esta industria y servir de modelo para otros cultivos de la región.

Los investigadores observaron que la variedad de tabaco criollo mostró un aumento en el porcentaje de germinación del 33% al 35% con la inoculación de microorganismos como Azospirillumargentinense Az39 y Penicilliumbilaiae, en comparación con los tratamientos sin inocular.

En condiciones de estrés hídrico, las plantas no inoculadas mostraron una implantación del 68%, mientras que las inoculadas mantuvieron un 90%. Estos resultados son un indicio claro del potencial de los bioinsumos para mejorar la resiliencia de las plantas frente a condiciones adversas.

Horizonte

El cultivo de tabaco en Argentina tiene una larga historia. Este cultivo ha sido, históricamente, una fuente vital de ingresos para muchas familias en el norte argentino y las plantaciones se concentran en las provincias de Misiones, Salta, Jujuy, Chaco, Catamarca, Corrientes y Tucumán.

Mariana Puente, investigadora del Laboratorio de Bacterias Promotoras del Crecimiento Vegetal (LBPCV) del Instituto de Microbiología y Zoología Agrícola (IMyZA) del INTA, lidera un proyecto innovador que podría cambiar la forma en que se cultiva el tabaco. Según Puente, “para fortalecer las economías regionales es fundamental incrementar las producciones bajo un modelo de menor impacto ambiental, ya que de esta manera se diversifica la matriz productiva nacional”.

Bioinsumos

Son insumos biológicos que contienen hongos y rizobacterias beneficiosas, capaces de mejorar la germinación, el desarrollo y el rendimiento de los cultivos. Al aplicarlos al suelo, a las semillas o directamente a las hojas mediante la práctica de inoculación, estos microorganismos trabajan incansablemente para fortalecer las plantas y hacerlas más resistentes frente a condiciones adversas como sequías, salinidad y enfermedades.

El uso de bioinsumos trae consigo una serie de beneficios: promueven un mejor desarrollo de las plantas, aumentan su resistencia a estreses bióticos y abióticos y, lo más importante, permiten reducir significativamente la dependencia de fertilizantes químicos.

Los resultados preliminares del equipo del INTA han mostrado que estos estimulantes microbianos pueden reducir hasta un 25% la necesidad de fertilizantes químicos, presentándose como una solución viable para disminuir el impacto ambiental de la agricultura.

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