jueves 28 de marzo de 2024
CULTURA

Vivencia con Armando Raúl Bazán en la Academia Nacional De Historia

Crónica de la colaboradora que días pasados acompañó al historiador, de 93 años, en una sesión como miembro de número.

Por Redacción El Ancasti

Mientras nos dirigíamos a Buenos Aires, en el avión conversábamos sobre la Academia Nacional de la Historia (A.N.H.) y lo que significaba el hecho de ser académico de número. 


Armando Raúl Bazán fue incorporado a la institución el 9 de septiembre de 1986 como miembro de número. Esa fecha tiene para él un profundo significado, es el punto saliente de un objetivo que se propuso en su época de estudiante en Buenos Aires, en el Instituto Nacional del Profesorado. Él asistía regularmente a las sesiones públicas que entonces presidía el doctor Ricardo Levene; ahí escuchó medulosas disertaciones de los hombres que estaban escribiendo la historia de la Argentina. Ya por entonces definió su propósito, “o más bien el anhelo de llegar con el tiempo a los sitiales de esos hombres que eran los autores consultados en su bibliografía. Eso ocurrió en los años ‘40, cuando finalizó sus estudios; en ese momento la Academia tenía como sede el Museo Mitre, donde vivió el fundador del diario La Nación y productor de obras fundamentales sobre Manuel Belgrano y José de San Martin: Bartolomé Mitre”.


CAJÓN: “Fue parte de una generación que dio forma a la historiografía del Noroeste”.


Pasaron los años y ese joven inquieto vivió su experiencia como docente universitario e investigador de la Historia Regional. Así nació en 1969 “La Historia de La Rioja” obra que le dio presencia en la Historiografía Argentina y que mereció un conceptuoso comentario en las columnas del Diario La Prensa cuya autoría pertenece a la pluma del eminente historiador Luis Alberto Salas, quien calificó la obra con los adjetivos “de tino, prosa clara y escrito limpio”. Éste fue el primer título de otras obras que vinieron más tarde y que dieron a su autor reconocimiento nacional. Hoy, Armando Bazán es el único catamarqueño (por adopción) Miembro de Número de la centenaria institución en las huellas dejadas inicialmente por Samuel Lafone Quevedo, quien fuera, en el nacimiento de la Academia, su vicepresidente. También la integraron Antonio Larrouy y Guillermo Correa, hombres que prestigiaron las letras y las ciencias argentinas partiendo desde la temática regional y fueron miembros de número del Instituto de Historia y Numismática Argentina, precursor de la Academia Nacional de la Historia.
Bazán recuerda siempre la distinción que le confirió la academia. Fue su presidente, el doctor Enrique M. Barba, quien hizo entrega del diploma, medalla y collar académico. El discurso de recepción fue pronunciado por el académico Edmundo Correas perteneciente a una tradicional familia mendocina. Correas no solo hizo referencia a toda su trayectoria, sino que citó anécdotas como estudiante contadas por su profesor Andrés Allende. “Siempre preguntaba -recuerda Allende- preguntaba, preguntaba poniendo muchas veces, sin proponérselo ni advertirlo, en serios aprietos al poco experto profesor que tenía a su frente”. Han pasado muchos años desde aquellos de estudiante, Bazán se recibió de profesor, más tarde de licenciado, siguió y sigue averiguando y preguntando en busca de la verdad histórica”. Y lo definió: “Bazán revive las historias de La Rioja, Catamarca y el Noroeste Argentino en libros, monografías, en sus cátedras y disertaciones. Escribe y diserta con castiza pulcritud. Sabe mucho, pero sigue investigando y preguntando con pasión obsesionante como cuando era alumno del profesor Allende”.


CAJÓN: “Un Correas de Cuyo recibió a un Bazán del Noroeste”.


El recipiendario había sido designado en la sesión de 17 de junio de ese año, y le fue asignado el sillón número 30 que antes ocupara el historiador salteño Dr. Atilio Cornejo. El tema que Bazán eligió para su incorporación era por demás pertinente “Lo que el Noroeste dio a la Argentina” (ver aparte).
Lo que Bazán presentó en 1986 fue un anticipo de la “Historia del Noreste Argentino” y fue director de la colección “Historia Contemporánea de las Provincias del Noreste”, editada en dos tomos por el Centro Editor de la Universidad Nacional de Catamarca con prólogo del autor de la iniciativa.
En el mismo acto, el nuevo miembro “como hombre comprometido con la vida cultural de Catamarca, la tierra de la Virgen del Valle y de Fray Mamerto Esquiú, rindió homenaje “en esta circunstancia trascendente de mi vida, a Samuel Lafone Quevedo, Antonio Larrouy y Guillermo Correa”.
Bazán formó parte de una generación de historiadores que dieron forma a la historiografía del Noroeste, donde sobresalen los nombres de Manuel Lizondo Borda, Teófilo Sánchez de Bustamante, Miguel Ángel Vergara, Alfredo Gárgaro, Orestes Di Lullo, Dardo de la Vega Díaz y Ramón Rosa Olmos, que fueron todos ellos miembros correspondientes de la A.N.H.

 

Volver después de tanto


En septiembre se cumplieron 32 años del ingreso de Bazán a la A.N.H y de su permanencia como único catamarqueño –adoptivo- en ella. Y también cumplió 93 años de su natalicio, el día 25. No se pueden revivir estos sentimientos del pasado sin embellecerlos con alguna pincelada de afecto, como el que despierta en él el recuerdo de Lita Echaide, su esposa.
Desde su ingreso en 1986 asistió regularmente a sus compromisos con la institución, que debió interrumpir por razones de salud en 2015. Volver a la Academia desde entonces tenía un especial significado, era revivir el clima espiritual que lo alentó en su quehacer cotidiano. Fue acompañado en esta ocasión por su hija María Isabel Bazán, Magister en Historia Regional y por mí, su colaboradora actual, profesora Mónica Olivera. 
Actualmente la Academia tiene sede en el antiguo Congreso Nacional, frente a Plaza de Mayo, que fue asignada como conservadora del histórico edificio mantenido en perfectas condiciones. Destacaremos la grata impresión que causa al visitante el pórtico de verjas que daba acceso desde la calle al interior del recinto del antiguo Congreso Nacional. 
“El martes 11 de septiembre se concretó nuestra visita, que fue para mí una grata experiencia por conocer ese ambiente físico y humano”, asegura Mónica Olivera.
Bazán encontró los rostros de sus amistades y otros nuevos que se incorporaron más tarde durante su ausencia. En el recorrido de la centenaria institución fuimos acompañados por su presidente Dr. Fernando E. Barba, quien nos mostró antiguas fotografías que muestran la fisonomía originaria de la institución tanto en su faz edilicia como en alguna sesión donde aparecen ilustres miembros, caso de Joaquín V. González. También nos encontramos con la tesorera María Sol Rubio García que, con increíble simpatía, nos guió hacia el recinto de la sesión pública.“Mientras recorríamos los pasillos se me estremecía el cuerpo de la emoción de pensar que en ese lugar se debatió por años el destino de nuestro país”, revela Olivera.
En la sesión privada tomó la palabra el Dr. Roberto Cortez Conde quien se refirió al libro de su autoría “Nueva Historia Económica de la Argentina” editado por la A.N.H. este año. Allí expresa que la historia económica ha incorporado en los últimos años nuevos enfoques teóricos y métodos de investigación que permitieron un conocimiento más preciso del pasado y una mejor comprensión de nuestro presente, entendido éste como la continuidad de los largos procesos de nuestro país.
En la segunda parte del acto se rindió homenaje al recientemente desaparecido Dr. César García Belsunce. Hablaron sobre su personalidad el Dr. Miguel Ángel de Marco y la licenciada Susana Frías.

Colaboración: Prof. Mónica Olivera – Miembro de la Junta de Estudios Históricos de Catamarca

 

Lo que el Noroeste le dio a la Argentina (*)


Desde hace varios años se ha privilegiado en nuestra historiografía el tema de la inmigración tratando de establecer la contribución de los diversos grupos inmigratorios a la realidad demográfica, social, económica y cultural de la Argentina. Sin duda, el tema es de gran importancia en un país receptor de grandes contingentes aluviales pero no sería ecuánime reducir la comprensión de la historia argentina a una focalización de tiempo corto, según la cual nuestra personalidad histórica quedaría plasmada solamente por el aporte de la inmigración. Exagerando la nota se ha llegado a decir que los argentinos “descendemos de los barcos” que trajeron a nuestra tierra los millones de inmigrantes que la poblaron desde la segunda mitad del siglo pasado. Esta visión parcializada reconoce otros intentos similares que se dieron en nuestra historiografía. Otra escuela o corriente de filiación hispanista quiso entenderlo todo en función del trasplante cultural de España en América, omitiendo la importancia que tuvo la América indígena y el mestizaje evidente de lo español con lo americano que formó el país criollo. Hay otra versión que tiene sus propugnadores y es la versión indigenista Para rescatar el ser profundo, raigal, de los países americanos.
Enuncia Bazán que no es su intención resucitar ninguna de estas dicotomías fundadas más en prejuicios ideológicos que en los datos objetivos del proceso histórico analizados con rigor científico. Declara “no soy europeísta, ni hispanista, ni indigenista. Tengo solamente la pretensión de ser historiador que interroga al pasado y con las comprobaciones de su pesquisa aspira a obtener conclusiones válidas para comprender el pasado y el presente. Durante muchos años he estudiado la historia regional, primero adoptando como marco de análisis las realidades provinciales, y después ensanchando ese horizonte al espacio más vasto de la región histórica”. Hay en ella caracteres homogéneos, unificadores, que diseñan rasgos identificatorios comunes por encima de los límites políticos de las provincias, de las tonadas locales y de los compromisos afectivos con la “patria chica”.
Juan B. Terán ya advirtió en 1907 que el Norte Argentino es “una unidad histórica y Tucumán su centro...”. Cuarenta años después, Bernardo Canal Feijóo, profundizó esa idea de la región explicitándola en teoría. “No hay en el grandioso país argentino –expresó- región tan histológicamente integrada y unificada por encima o por debajo de los límites interiores formales o convencionales como ésta del Norte”. Esa unidad proviene de la disposición objetiva de las cosas de la naturaleza, de un desarrollo histórico común, de problemas compartidos de carácter social, económico y hasta sanitario. De ahí el error de quererlos resolver en forma parcializada, según los límites convencionales trazados por el hombre o por hermandades terruñeras. Esta unidad se hace más patente cuando se estudian los fenómenos culturales y la composición étnica de la población. El Norte es por excelencia el país criollo, la única región argentina donde es mayoría el tipo humano producto del primer mestizaje.


(*) Consideraciones sobre el capítulo “La región histórica como universo de análisis” que forma parte de la ponencia de Bazán el día de su recepción en la A.N.H.
 

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