miércoles 4 de diciembre de 2024
Revuelo

Aerolíneas Argentinas: investigan a empleados por usar "dedos de goma" para no ir a trabajar

Durante la semana sólo uno de la banda iba a trabajar y los cinco restantes no concurría porque sus compañeros marcaban presente con un objeto de silicona.

Trabajadores de Aerolíneas Argentinas están en el ojo de la Justicia sospechados de realizar maniobras ilegales con elementos de silicona para evadir los controles de presentismo. El caso fue revelado en el 2019 por el medio Infobae y actualizado por la agencia Noticias Argentinas y existe la presunción inicial de que siguieron operando durante el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández.

Con la llegada de Javier Milei se avanzó con la reducción de la plantilla laboral de la empresa aeronáutica y su reestructuración está en proceso, ya que se abrió un retiro voluntario con un fondo de 60 millones de dólares sumado a un plan de jubilaciones anticipadas. En ese marco, asesores del directorio recuerdan el insólito e ingenioso accionar de la banda de los "dedos de goma" que falsificaban su ingreso laboral y cobraban, del 1 al 5 de cada mes, importantes salarios registrados por no ir a trabajar.

Analizan los casos de fraude laboral

En 2019, la investigación realizada por la Policía Aeronáutica, terminó con la carrera de seis trabajadores de mantenimiento de Austral. A consecuencia del descubrimiento de este fraude, el juez federal a cargo de la investigación, Julián Ercolini, ordenó a la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) una pesquisa sobre Aerolíneas Argentinas, línea Aeroparque, que habría arrojado resultados escandalosos por la cantidad de implicados.

El juez tendría en su poder uno de los "dedos de goma" y una declaración de un testigo de identidad reservada que debió ser trasladado del aeroparque metropolitano a una estación aeroportuaria del interior del país.

Fuentes de la empresa señalaron al medio iProfesional que "si bien se despidieron a seis trabajadores, uno de ellos relacionado con un sindicato aeronáutico, indudablemente los integrantes de la falsificación eran muchos más y se podría haber descubierto a más miembros de la estafa si el juez federal Ercolini, hubiera aceptado las sugerencias del subinspector Mariano Stábile de la Policía Aeroportuaria que en ese entonces dependía políticamente, de la actual ministra de Seguridad nacional, Patricia Bullrich, para profundizar la investigación".

La PSA quería abrir los lockers de los empleados, técnicos aeronáuticos en el aeroparque metropolitano Jorge Newbery, cuestión que nunca sucedió y fuentes de Aerolíneas confirmaron que no pudieron ser secuestrados los elementos de silicona con los que cometieron los ilícitos.

La misma fuente afirmó que "Héctor Binda, subgerente de mantenimiento fue nombrado en la causa y Pascual Federico Loffa del sector de mantenimiento habría hecho bastante poco para evitar esta situación fraudulenta". A propósito de Loffa, dirigentes del gremio Unión Personal Superior y Profesional de Empresas Aerocomerciales (UPSA), una entidad de jerárquicos de la aviación, se despegaron de la actuación como vocal suplente del aludido en el expediente, función que habría cumplido en julio de 2014 y afirmaron que trabaja para Aerolíneas Argentinas y no para Austral segun consignó NA.

Pero, más allá de los implicados y de aquellos que podrían haber no controlado demasiado bien para que este fraude no existiera, llama la atención la mecánica del hecho investigado por la PSA que era y podría continuar siendo, muy ingeniosa.

Desde que se puso por primera vez en práctica el sistema para la identificación de personas por sus huellas dactilares, los criminales y estafadores de todo tipo se vieron en problemas o debieron pensar como evadir los controles. El sistema biómetrico para ingresar a trabajar es promocionado por las empresas de seguridad como inviolable. Pero, en la práctica, y como demuestra la banda de los "dedos de goma" de Aerolíneas no lo es.

Cómo operaban

El fraude consistió en que durante la semana sólo uno de ellos iba a trabajar y los cinco restantes, no concurrían. La asistencia al trabajo del resto era acreditada por el único que iba usando los dedos de siliconas con la huella digital de los demás.

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