El Concejo Deliberante de Valle Viejo atraviesa su peor año. Está ausente en el debate por las problemáticas que atraviesa el municipio y tampoco ejerce el control del Ejecutivo municipal.
El cuerpo legislativo chacarero solo fue noticia por las polémicas que allí se desatan en torno a los conflictos salariales que mantienen las autoridades con los empleados, por los nombramientos de gente y por las desavenencias que tuvieron los ediles para elegir autoridades.
Desde el inicio del período de sesiones ordinarias, los concejales solo sesionaron 15 veces. A esta altura del año, el calendario marca que deberían haberlo hecho unas 32 veces. En varias ocasiones las sesiones no pudieron llevarse a cabo debido a las manifestaciones de los trabajadores, pero tampoco los ediles se empeñaron en recuperar el tiempo perdido y proponer, por ejemplo, otro día para sesionar y tratar proyectos.
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El colmo de la situación es que el Concejo ni siquiera trató el presupuesto que envió el Ejecutivo. Por distintas maniobras para evitar el debate, se dejó pasar el tiempo y el proyecto de presupuesto quedó aprobado de manera automática, tal como lo envió el Ejecutivo porque hay un artículo de la Carta Orgánica que lo permite. Ni siquiera hubo garras para pelear por el propio presupuesto del cuerpo legislativo y en el proyecto del Ejecutivo quedó aprobado un presupuesto que era menor a lo planificado por el Concejo porque el Ejecutivo vetó la propuesta. Esa es la raíz de todos los conflictos que hoy tiene el cuerpo.
Ante la inactividad, el Concejo no debate, por ejemplo, reformas tributarias. El conflicto por la obra de cloacas, la intervención del municipio y el estado de las calles tampoco pasaron en la agenda legislativa. Tampoco hubo mayor intervención en el conflicto del sistema educativo municipal; solo por mencionar algunas preocupaciones chacareras.
Según un relevamiento que realizó El Ancasti, los proyectos que presentaron, solo algunos resultan de importancia para la comunidad, mientras que la mayoría de estos son proyectos de declaraciones de interés, de imposiciones de nombres a calles, edificios y espacios públicos, perdidos de informes, y algunas obras como aperturas de calles, entre otras mejoras de infraestructura.
Para poder acceder a este tipo de información, los vecinos deben dirigirse al edificio del concejo, ya que el organismo no cuenta con una página ni boletín oficial digitalizado, y tampoco cuenta con un archivo en el edificio. Sin embargo, el cuerpo cuenta con 105 empleados lo que arroja un promedio de 20 agentes por concejal.
Del mismo modo indicaron que no cuentan con computadoras para las tareas administrativas, ni mucho menos el servicio de internet, y lo que es más grave, muchos de los trabajadores están sin funciones y varios de los designados con cargos políticos no van a trabajar.
“La gente no puede saber qué proyectos se presentaron, cuáles se aprobaron y cuáles promulgaron si no hay un archivo y está todo desordenado administrativamente, pero todo funciona así acá. Si no hay computadoras, ni internet y la mayoría de los trabajadores estamos sin funciones y hay otros tantos que nombraron los concejales a quienes directamente no se les conoce la cara porque son ñoquis”, manifestó uno de los trabajadores y reveló que “esta situación no es nueva sino que viene de años".
EL CONCEJO
En la actualidad el cuerpo está integrado por los concejales Sebastián Vega y Javier Espinoza (FCS), y Verónica Díaz y Walter Figueroa que pertenecen al bloque del FV. La presidencia del cuerpo está a cargo del peronista Daniel Nieva, quien se mantuvo en ese lugar por el acuerdo con el FCS, tras arduas polémicas.
El presupuesto del cuerpo quedó en $15 millones para este año y un compromiso del intendente Gustavo Jalile para asistirlos financieramente. Esa es la prenda por la que el Concejo es "rehén" del Ejecutivo.