jueves 28 de marzo de 2024
ALGUNAS DE LAS HERRAMIENTAS QUE UTILIZARON TIENEN SUS PARTICULARES

Investigan los posibles vínculos de los integrantes del “Clan del cobre”

El fiscal que entiende en la causa espera la planilla de antecedentes para determinar su situación. Mientras tanto, los cuatro acusados continúan detenidos.

Por Redacción El Ancasti

Padre, hijos y un cuarto sospechoso fueron interceptados, en el ingreso sur a la Capital, el sábado pasado, con tres bobinas de cobre de 40 kilos cada una, cables de cobre de varias medidas, una escalera de 10 metros y siete rollos de cable subterráneo de alta tensión. Se trasladaban en dos camionetas, una Ford Falcon y un Ford Ranger. Además, contaban con una escalera extensible de fibra de vidrio de 10 metros y una pértiga aislante alta tensión, entre otras herramientas de trabajo.

El lunes, el fiscal Ezequiel Walther imputó, por el delito de “robo calificado por producirse en lugar despoblado y en banda” a Ramón Esteban Zalazar (62), Ramón Antonio Zalazar (25), Luis Esteban Zalazar (24) y Alejandro Antonio Centeno (36). Durante la indagatoria, el “clan del cobre” se mantuvo en silencio. Los cuatro imputados comparten el asesoramiento del defensor Penal de Sexta Nominación en turno Estanislao Reinoso Gandini. Tras la audiencia, se ordenó que continúen detenidos hasta tanto el fiscal reciba la planilla de antecedentes de los acusados, a fin de definir su situación. El delito que se les endilga prevé una escala pena de entre cinco y 15 años.

Fuentes consultadas por El Ancasti indicaron que una de las camionetas secuestradas, en las que se trasladaba parte del “clan del cobre” es propiedad del dueño de una empresa para la que trabaja uno de los acusados, como así también las herramientas con las que fueron sorprendidos. En principio, las herramientas no serían de su propiedad. 

No obstante, otras fuentes explicaron que, en principio, los bobinados de motores grandes como los de motores de bomba de tipo industrial son utilizadas por empresas agropecuarias para hacer la extracción de agua en los pozos. Precisamente, el “club del cobre” venía de las colonias de Nueva Coneta o Chañarito, Capayán, al momento de ser interceptado. 

En este contexto, se detalló que en las instalaciones suelen robarse los tableros completos para las bombas que tienen varias llaves y fusibles. Estos son equipos que tienen sus complejidades. Un solo tablero controla distintas bombas en grandes superficies de 200 hectáreas o más, indicaron. Además de robarse las bombas, suelen llevarse los tableros, cables y transformadores. 

Sobre este tipo de delitos, se advirtió que muchas de las personas que se dedican a esto, en alguna oportunidad habrían trabajo para empresas transportadoras de energía eléctrica, con el tendido de las líneas. Es decir, las empresas subcontratan a trabajadores que conocen sobre la manipulación de estas herramientas, hacen el trabajo de cableado, adquieren conocimiento y después delinquen.

En abril del año pasado, se había denunciado el robo de aproximadamente 1000 kilos de caños de cobre de las instalaciones de la fábrica metalúrgica Finpak SA, ubicada en la Planta Industrial El Pantanillo. Cada rollo pesaría entre 330 y 350 kilos y el total del perjuicio para la empresa sería superior a los U$S10.000. 

Dos días después, en un procedimiento realizado en una vivienda del sur de la ciudad, personal policía secuestró alrededor de 10 kilos de caños de cobre y bolsas de nailon con caños de cobre ya reducidos. Los elementos podrían haber estado relacionados con el robo ocurrido en la Fábrica Finpak S.A. NEBA. Asimismo, se encontraron  16 rollos de cobre de 10 kilos, aproximadamente, cada uno de 6 mm., la medida no es la misma denunciada.

 

El vil metal y su mercado negro

-Durante los primeros meses de la cuarentena, se incrementó el robo de metales en distintas jurisdicciones del país. La revalorización del precio internacional del cobre y del bronce impulsó las operaciones de grupos organizados que aprovechan un activo circuito ilegal para su reducción y reventa clandestina.

-El robo de estos metales y de cables se volvió un negocio lucrativo. Según se detalló, intervienen tanto organizaciones con experiencia que operan con equipamiento específico como "cuentapropistas" que, con más audacia y violencia que técnica y paciencia, arrancan las líneas eléctricas, telefónicas o coaxiales a pura fuerza.

-Esta modalidad delictiva, capaz de alimentar un importante mercado negro con fácil disponibilidad de dinero, incluye la intervención de tres sectores bien diferenciados.

-Primero, los sujetos encargados de la sustracción material del tendido de cables.

-Luego, los responsables de las distintas chatarrerías que operan como comercios legales y que compran en el mercado negro el material robado y lo almacenan.

-Finalmente, las fundiciones, talleres donde, a través de procesos metalúrgicos específicos, se separa el cobre del aislante que lo contiene para su posterior venta.

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