"Yo lo amaba a pesar de la relación que teníamos. Él me hizo a su manera; soy lo que él me enseñó. Él vivía para mí; hoy él me hace falta; yo lo necesito; lo extraño. Nosotros teníamos una relación hermosa a pesar de sus celos. El único defecto que tenía es que era muy absorbente, todo el tiempo estaba llamándome por teléfono, buscándome. Fui su compañera. Leíamos, nos reíamos juntos, tomábamos mate, jugábamos al ajedrez, paseábamos por todos lados. Viajamos a Brasil juntos. No tenía necesidad, me parece absurdo que digan que todo fue planeado. ¿Para qué?, ¿para robarle un aire acondicionado, un LCD? Es una locura", expresó Sofía Beltramello (30) ante los jueces de la Cámara Penal de Primera Nominación, el 5 de abril del año pasado, antes de escuchar el veredicto que determinó su destino. La joven fue acusada por los delitos de “homicidio calificado por haber sido cometido criminis causa” y “robo calificado por el uso de armas en concurso real” y compartía la imputación con su primo Marcos Beltramello (26). Los primos Beltramello debían responder por el crimen del pediatra Ignacio Burchakchi (71), sucedido en abril de 2015.
Los magistrados, Fernando Esteban, Carlos Roselló y Fabricio Gershani Quesada, con disidencia, los condenaron a la pena de prisión perpetua, luego de haber sido hallados culpables en los delitos que se les había imputado.
Al momento del debate, Sofía contó con el patrocinio del abogado Fernando Contreras Del Pino, pero tras el fallo adverso decidió apelar la decisión de la Cámara. De este modo, presentó en la Corte un recurso de Casación y en el transcurso de este proceso, cambió de abogado patrocinante. Actualmente, el abogado Roberto Mazzucco es su abogado defensor.
Consultado por El Ancasti, el letrado informó que el máximo tribunal de justicia no hizo lugar a la casación. No obstante, comentó que se analiza la posibilidad de insistir con la presentación de un recurso extraordinario.
El crimen
El 7 de abril de 2015, por la tarde, los primos Beltramello se presentaron en la casa del pediatra, en el barrio Policial. Sofía e Ignacio habían tenido una relación sentimental durante un largo tiempo. La relación tenía sus vaivenes, pero persistió a lo largo de los años. Burchakchi era un reconocido médico pediatra, con trayectoria, y médico auditor de una obra social. Sofía había sido paciente del pediatra porque su madre fue empleada doméstica de Burchakchi. Su primo tenía un consumo problemático de sustancias, había estado en rehabilitación y también tuvo inconvenientes judiciales.
Los jueces, Esteban y Gershani Quesada, en la fundamentación de la sentencia, asentaron que no quedaban dudas que la muerte de Ignacio Burchakchi fue causada por medios violentos y que fue víctima a su vez de un robo. La sospecha surgió cuando la víctima no se presentó a trabajar y su entorno se preocupó porque se trataba de una persona muy ordenada, estructurada y metódica. “Características, que Sofía conocía a la perfección, por lo que la hora para efectuar el atraco no fue caprichosa ni producto del azar. El robo debía hacerse antes de que la víctima se retire a trabajar, de otro modo no podría entrar a la casa”, se advirtió.
El brutal asesinato de Burchakchi fue en su propia casa y para poder robarle incluyó golpes y 19 puñaladas y un hecho poco común: el o uno de los chuchillos con el que fue ultimado quedó incrustado en la garganta. Sergio Andrada, médico que realizó la autopsia, en audiencia de debate manifestó que “hay más probabilidad de que hayan sido dos personas. Es un principio aceptado dentro de la psiquiatría forense que cuando hay muchas lesiones o cuando dejan algún tipo de mensaje como en este caso el arma clavada que haya existido un vínculo entre víctima y victimario…”
“Ya no hay duda posible, los agresores no solo conocían a la víctima sino que además al menos una tenía un vínculo sentimental con él, lo que agrava el injusto”, se señaló en la fundamentación.
De acuerdo con el expediente, no se observaron signos de desorden en un ropero de madera. Según el fundamento de la sentencia, es una característica de este aberrante hecho la violencia estremecedora contra la víctima, con 19 puñaladas, golpes y patadas en la cabeza y un cuchillo en su garganta, pero no coincide con lo ordenado y prolijos que fueron para robarle una vez que lo mataron. “Resulta evidente que sabían lo que buscaban y donde estaba, descartaron cosas que no les interesaba, preocupándose por no romper ni dejar huellas, impropio de alguien que estaba supuestamente perdido por las pastillas rivotril que tomó y de alguien que debió estar en crisis total porque asesinaron a la persona que en debate dijo amar, que era todo para ella. El modo de matar y dejar el cuchillo en la garganta más tiene que ver con el vínculo entre victimario y víctima, como lo afirmó el médico forense que con la posible intoxicación de uno de los autores. Matar al doctor solo fue una parte del plan. En este luctuoso hecho nada fue al azar. Todo estuvo pensado y calculado con los errores propios de los inexpertos, pero sin dejar nada al azar”, se detalló.