A los ocho años, me obligó a tomar. Mi madre lo dejó porque mi padre era malo”, dijo Hugo Orlando Tula (36) ante los jueces de la Cámara Penal de Tercera Nominación. Está sentado en el banquillo de los acusados, imputado por “homicidio calificado por el vínculo”, luego de haber matado a su padre, Nicolás Valentín Tula (67). En noviembre del año pasado, en el paraje El Sauce, a escasos kilómetros de la localidad de Ipizca, su padre apareció muerto, con marcas de violencia.
Al momento de declarar delante de los camaristas, Patricia Olmi, Jorge Palacios y Marcelo Soria, recordó lo que había contado en la etapa de instrucción. El 20 de noviembre del año pasado, cerca de las 19, padre e hijo y dos conocidos más se habían ido a Anquincila, a comprar mercadería. Entre otros productos, el padre compró un licor de menta y los cuatro se pusieron a tomar. Volvieron a El Sauce y los Tula se quedaron en su casa y comieron una picada. Comenzó una discusión y el padre habría “pinchado” en la mano y en el estómago a su hijo. “Vi que mi padre tenía un palo como un cabo de hacha de mano y un cuchillo”, había contado. Los dos forcejearon; “le pego con el palo en la cara y le pego como cuatro palazos. Él se va a su habitación; yo me quedé curando la mano”, había dicho. Al día siguiente, cuando el hijo se levantó pensó que su padre dormía. Luego de más de dos días, se constató que Tula (p) estaba muerto.
En la primera audiencia, además de Tula (h), también declararon ocho testigos, entre amigos, conocidos y familiares del imputado. Todos coincidieron en que cuando Valentín Tula tomaba se ponía agresivo. “Cuando el padre estaba tomado, se venía el desacuerdo. Orlando decía que no se iba de la casa para no dejarlo solo”, contó Ramón Agüero, amigo de la infancia del imputado.
Walter Ares, otro testigo, declaró que don Valentín molestaba y agredía mucho a su hijo Orlando. “Tomado lo molestaba por cualquier cosa y le quería pegar. Cuando Valentín tomaba era agresivo con todos. Orlando era muy respetuoso y no le faltó el respeto a nadie”, así lo recordó. Rosa Moreira, prima y testigo, dijo ante los camaristas que su tío, Valentín, “era muy malo. Se ponía violento y se enojaba con cualquiera. Orlando es buenito. Mi tío lo hacía tomar desde los 12 años”, declaró.
El testigo Sergio Agüero recordó que estaba en la casa de los Tula –momentos previos a encontrar el cuerpo del padre-. En la cocina había un charco de sangre y azúcar tirada, describió. Se dirigió a la habitación de don Valentín y le hablaba desde la puerta. “Estaba tapado (acostado en la cama). Tomé coraje y entré. No me animaba a acercarme porque el viejito era traicionero y siempre quería acuchillar. Tomé coraje y agarré la puntita de la colcha”, detalló. Como el padre no se movía, llamó a Rosa Mary Roldán, la enfermera del puesto sanitario de esa zona.
Esta testigo contó que don Valentín estaba tendido en la cama y al tocarlo percibe que estaba en estado de descomposición. Salió de esa casa y llamó a la Policía. La audiencia continúa hoy. Posiblemente haya alegatos y sentencia.