Afirman que el Conicet "vive una crisis gravísima"
Un grupo de coentíficos advirtió que, mientras es reconocido como el mejor organismo científico latinoamericano, el Conicet es “una de las instituciones que más ataques sufre por parte del gobierno"
Mientras es reconocido como el mejor organismo científico de Latinoamérica, el Conicet es “una de las instituciones que más ataques sufrió por parte del gobierno de Cambiemos” y actualmente “vive una crisis presupuestaria e institucional gravísima”. Eso advirtieron reconocidos investigadores del país, integrantes del Grupo Ciencia y Técnica Argentina (CyTA), en un documento difundido ayer bajo el título “Entre el reconocimiento internacional y la supuesta inviabilidad local”.
Con las firmas de Alberto Kornblihtt, Adrián Paenza, Dora Barrancos, Noé Jitrik, Ana Franchi, Graciela Morgade y muchos otros destacados científicos de diversas disciplinas, la declaración se posiciona ante la crisis presupuestaria que sufre el Conicet, a pocos días de conocerse que el ranking elaborado por la consultora internacional Sci-Imago ubicó al organismo de investigaciones como el primero de la región, según los resultados del quinquenio 2010-2014.
“El gobierno del presidente Mauricio Macri ha puesto en jaque al conjunto del sistema científico y tecnológico argentino. Desde los inicios de su gestión advertimos que esto no era un hecho casual, sino la consecuencia natural de su política de desindustrialización y reprimarización de nuestra economía”, afirman los científicos de CyTA. Además de a Macri, las críticas por el ajuste al Conicet apuntan al ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao. Entre otras razones porque Barañao, cuando era ministro del gobierno anterior, promovió el Plan Argentina Innovadora 2020, que proponía aumentar de 3 a 5 el número de investigadores por cada mil habitantes de la población económicamente activa. Los científicos sostienen que hoy el Plan 2020 está, en los hechos, “abandonado por el actual gobierno”.
El Grupo CyTA recuerda que, cuando asumió en diciembre de 2015 como presidente del Conicet, Alejandro Ceccatto dijo que el organismo era “‘inviable’ y afirmó, penosamente acompañado por otros funcionarios del área, que la mayoría de sus investigaciones pueden calificarse como inútiles”. Esas palabras se tradujeron en números concretos: “La gestión de Ceccatto y Barañao convalidó un gran ajuste presupuestario que ocasionó la reducción del 50 por ciento en el número de nuevos investigadores que ingresaron al organismo en 2017 y el achicamiento del 20 por ciento en el número de becarios que iniciarán sus tareas el próximo año”.
Pese al “escuálido” presupuesto aprobado en 2016 (cuyo aumento nominal se explica completamente en virtud de la expansión de la masa salarial motivada por los aumentos paritarios y por la jerarquización salarial y la ampliación de la planta aprobada por el anterior gobierno en 2015), los científicos lamentan que el Conicet no ha recibido este año “ni una sola partida adicional para aliviar su situación”.
El nuevo ranking de Sci-Imago ubicó al Conicet en el puesto 158 entre más de 5 mil instituciones científicas de todo el mundo. Es la primera en América Latina y forma parte del 3 por ciento de las mejores de todo el mundo. Sin embargo, para los investigadores de CyTA hoy el Conicet es “verdaderamente un barco sin timón, que se encuentra casi a la deriva”.
El Conicet, remarcan los investigadores, ha ascendido continuamente en este ranking desde 2009. “Es conveniente –dicen– aclarar que el mencionado estudio se hizo sobre la base del análisis de diversos indicadores científicos y tecnológicos, con los datos del quinquenio 2010-2014. Respecto al estudio anterior el Conicet ascendió 65 lugares y respecto al de 2009 (que se realizó sobre la base de los datos del quinquenio 2002-2006) el ascenso fue de más de 200 escalones. Es evidente que el reconocimiento a la calidad del organismo, plasmado en el ranking de Sci-Imago, se origina en los progresos del Conicet durante la década pasada”. Números del crecimiento: triplicación del número de investigadores, sextuplicación de la cantidad de becarios, ampliación de instalaciones edilicias y de equipamiento.