viernes 29 de marzo de 2024
Adicciones

¿Por qué no podemos alejarnos demasiado del celular?

La dependencia a las nuevas tecnologías es un fenómeno reciente, que involucra a las nuevas dinámicas para relacionarnos, las actividades laborales y el ocio

Transcurren tiempos en los que impera la constante conexión con el mundo digital, y sin dudas el celular es la principal herramienta que abarca desde los lazos hasta la actividad laboral, pasando por los sucesos que envuelven a las personalidades que seguimos. Sin embargo, en ocasiones suele generarse la dependencia por participar de aquello que nos brinda lo virtual, de las constantes actualizaciones que van surgiendo minuto a minuto.

"A veces tenemos miedo a sentirnos solos. También tenemos miedo a encontrarnos con otros que son desconocidos. Tenemos temor al rechazo, si vamos a gustar o no. Entonces tratamos de ir a lo seguro, que es el celular, porque ahí encontramos nuestros contactos habituales, los amigos, los íconos conocidos y eso nos hace sentir acompañados. El celular actúa como un especie de objeto acompañante, como un objeto contra fóbico", explica la psicoanalista Diana Litvinoff, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina.

En tanto, existen posturas aún más críticas con las nuevas tecnologías, que se enfocan en los aspectos negativos.

El psicólogo y experto Marc Masip, en alusión a la adicción que generan, plantea que “las nuevas tecnologías son la heroína del siglo XXI”.

“Las drogas y el teléfono móvil causan un síndrome de abstinencia similar, digo síndrome de abstinencia por la similitud en el tratamiento para la rehabilitación. Obviamente las drogas tienen otros componentes físicos y químicos que la tecnología no tiene. Sin embargo, las dos te arruinan la vida pero no te matan”, advirtió el especialista.

Para hablar de adicción, Masip se basa en varios aspectos: “El primero es el síndrome de abstinencia, todo lo que provoca cuando quiero usar o consumir algo (drogas, pantallas, videojuegos) y no puedo. Otro aspecto es la sustitución de actividades, el hecho de perderse horas de deporte, en familia o con amigos por preferir estar frente a las pantallas, esa es una señal fuerte de dependencia”.

“Hay otras señales que quizás son más claras aún, como la ansiedad, el estrés, la frustración, los problemas de sueño y de rendimiento académico. Y el último aspecto y el más claro, sucede cuando una vez que se toma conciencia del problema y se quiere controlar o abandonar el consumo, llega el problema más grande: querer y no poder. Cuando alguien quiere usar menos las pantallas y se da cuenta que no puede, ese es un gran ejemplo de dependencia”, sintetizó Masip.

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