Los esquemas oficialistas ratificaron ayer nítidamente sus primacías en las elecciones gubernamentales de La Rioja, Jujuy y Misiones.
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Los esquemas oficialistas ratificaron ayer nítidamente sus primacías en las elecciones gubernamentales de La Rioja, Jujuy y Misiones.
La gravitación de los ingredientes locales en cada contienda impide proyecciones serias hacia la escena nacional, que sigue signada por la incertidumbre bajo las internas del Frente de Todos, Juntos por el Cambio y el fenómeno Javier Milei.
Es claro, en cambio, que los desacoples electorales reflejan la fragmentación política y las dificultades para articular liderazgos de alcance nacional, un obstáculo que llevó al propio Milei a desautorizar la utilización de la simbología libertaria en elecciones provinciales por temor a la mella que podrían ocasionar en su ascendente figura los previsiblemente magros resultados que obtendrían sus referentes distritales sin él traccionándolos desde la boleta presidencial.
En este sentido, la excepción que los libertarios riojanos marcaron ayer obedeció menos al eventual atractivo que pudiera ejercer Milei sobre el electorado que al hecho de que el candidato a gobernador por La Libertad Avanza fue allí Martín Menem, sobrino del expresidente Carlos Saúl, hijo de Eduardo. Un apellido con arrastre simbólico fortísimo.
Al cierre de esta edición, Menem sobrino alcanzaba el 16% de los votos, cifra más que significativa no solo por lo que implica para su propia carrera, sino por el resultado general de la elección.
Ricardo Quintela obtuvo cerca del 50%, contra un 33 de Juntos por el Cambio. Reelección rotunda e inobjetable para el riojano, cuyo armado además recuperó para el peronismo la Capital, que deja boyando el interrogante teórico sobre cuál hubiera sido la distribución del poder si Menem no jugaba. ¿Cómo se hubieran repartido esos votos? Una muestra de la importancia que tiene la astucia para diseñar la ingeniería electoral. El desempeño del resto de las fuerzas fue insignificante.
Aunque Quintela se referencie en la Casa Rosada y el Frente de Todos, es indudable que no solo buscó neutralizar el lastre nacional con el desacople. La participación de Menem fue clave. También que se eligieran convencionales constituyentes.
El análisis provisorio de los resultados en las otras dos provincias expone la exigüidad libertaria si Milei no figura en el voto.
En Jujuy, el candidato del gobernador Gerardo Morales, Carlos Sadir, arrasó también con el 50% de los votos, contra un 20% del Frente Justicialista y, atención, casi el 15 del Frente de Izquierda, que llevó como candidato a Eduardo Vilca. Allí también se eligieron constituyentes, con Morales a la cabeza de la propuesta oficialista. No hubo juego libertario. En cuarto lugar se ubicó Unidad por Jujuy, peronistas disidentes, con poco más del 7%. En términos generales: dispersión opositora, robustecimiento de la izquierda en línea con lo que ya había ocurrido en 2021, cuando Vilca logró su banca como diputado nacional.
En los festejos con Morales estuvieron el jefe de Gobierno porteño y precandidato a la Presidencia, Horacio Rodríguez Larreta; el senador nacional Martín Lousteau, radical aspirante a la alcaldía de Caba. Indicio de los enfilamientos en Juntos por el Cambio.
La paliza más descomunal fue en Misiones. Eduardo Passalacqua, del oficialista frente Renovador para la Concordia, ganó la Gobernacion con el 70% de los votos. Juntos por el Cambio apenas superó el 22, y La Fuerza de Todos, de orientación kirchnerista, un 3%. Tampoco allí hicieron pie los libertarios.
El próximo es otro superdomingo electoral. Votan La Pampa, Tucumán, Salta, San Juan y Tierra del Fuego. El litigio tucumano, por el volumen de su padrón y las aspiraciones nacionales del gobernador y candidato a la Vicegobernación, Juan Manzur, reviste particular interés.
Afianzamiento de jefaturas y emergentes circunscriptos a lo territorial. Vectores a tener en cuenta para la eventual reconstrucción de un poder nacional afectado por la inestabilidad metropolitana.