martes 30 de mayo de 2023

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Editorial

Una alternativa sustentable a escala local

Por sus propias características geográficas, Argentina es un país con una gran producción agrícola...

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Por sus propias características geográficas, Argentina es un país con una gran producción agrícola, pero su potencial es mucho mayor aún. Que ese potencial no se alcance depende de muchos y variados factores. Uno de ellos es la desigual distribución de las tierras, que favorece la agricultura extensiva y no la intensiva. Hay productores, o empresas productoras, que poseen cientos de miles de hectáreas, y, como contraparte, familias de agricultores que apenas subsisten con unas pocas hectáreas, muchas veces arrendadas.

Además, hay tierras sin producir en condiciones de hacerlo. El propio Estado es propietario de tierras improductivas. En tiempos de crisis renacen las iniciativas que procuran ponerlas en producción, particularmente a través de gestiones cooperativas.

Hay varias experiencias surgidas en los últimos años. Se trata de colonias agroecológicas que empiezan a producir en terrenos que el Estado, que los mantenía inactivos, les adjudica a esas organizaciones. En la provincia de Buenos Aires y en el Litoral argentino se multiplican este tipo de experiencias, que les permiten a las familias que forman esas experiencias cooperativas obtener un modo de subsistir, y además incrementar la producción de alimentos de buena calidad y sin contaminantes.

En esas regiones, donde habitualmente las lluvias son abundantes salvo en períodos de sequía, que son excepcionales-, no existe la necesidad del riego a través de obras de infraestructura, como sí sucede, por ejemplo, en otras como Cuyo y casi todo el NOA.

De todas maneras, aun en regiones con clima árido y semiárido, existen tierras urbanas donde el riego no es un problema, porque la provisión de agua, destinada básicamente a los domicilios, puede servir también para las huertas.

Las huertas urbanas también son experiencias que están en crecimiento en ciudades de todo el mundo. Y avanzan también en la Argentina, incluso en ciudades con escasísimos espacios libres, como Buenos Aires, en baldíos, veredas, terrazas, patios y hasta en balcones. Las huertas agroecológicas no utilizan fertilizantes ni pesticidas. Además del lógico beneficio de producir alimentos, añaden otros, como la utilización de residuos orgánicos como abono, lo que resulta una reconversión de basura en un insumo productivo.

La experiencia de las huertas urbanas en ciudades del NOA son más bien efímeras y aisladas, promovidas por organizaciones de la comunidad antes que por programas elaborados e impulsados desde el Estado, que sí se ocupa de experiencias de este tipo en zonas rurales o semirurales.

Implementar huertas urbanas comunitarias y agroecológicas es una alternativa sustentable a escala local que los municipios podrían implementar, en coordinación con otras áreas del Estado ligadas a la producción y a Desarrollo Social, aprovechando los intersticios urbanos despoblados o los baldíos, otorgando a los dueños de las parcelas incentivos para cederlos por un periodo determinado. Las condiciones básicas están dadas para que proyectos de esta naturaleza empiecen a estudiarse.n

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