jueves 28 de marzo de 2024
Editorial

Un delito que se hace visible

En un preocupante contexto general de inseguridad, en el que no han sido eficaces ninguno de los gobiernos argentinos de las últimas décadas, merece destacarse sin embargo el trabajo realizado por las distintas fuerzas en el combate contra un delito en particular, la trata de personas. La tarea tiene como respaldo legal la ley 26364 contra la trata sancionada en 2008 –luego ampliada y mejorada en 2012-, y las políticas son coordinadas desde el Ejecutivo nacional a través del Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata. Hay también ONG que trabajan activamente en el tema.

Desde la sanción de la ley, es decir, en los últimos 14 años, se rescataron a 17.605 víctimas. Que se hable tanto de trata de personas se debe a la eficacia y recurrencia de los operativos desplegados para desbaratar a las bandas delictivas. Trata hubo siempre y en tiempos anteriores a la sanción de la norma en grandes proporciones y con la impunidad como denominador común, solo que invisibilizada por la indiferencia de la policía y la Justicia y hasta tolerada por un sector de la sociedad. Ahora ese delito se hace visible.

La trata no se refiere solo a la explotación sexual o al ejercicio forzado de la prostitución, sino a todas las formas modernas de esclavitud, como los trabajos forzados, la extracción de órganos y hasta los casamientos no consentidos. Pero, sin duda, la trata con fines sexuales y laborales son las más comunes.

En lo que va del año, 293 víctimas de trata fueron rescatadas: 174 víctimas de trata laboral (la gran mayoría peones rurales y trabajadoras domésticas), 106 víctimas de explotación sexual, 2 víctimas de matrimonios forzados y 11 sin identificar el tipo de trata.

Pero a medida que se afianzan las estrategias de combate a la trata de personas, las bandas delictivas se ingenian para adoptar nuevas estrategias. Zaida Gatti, coordinadora del programa nacional mencionado más arriba, explicó días pasados en una entrevista periodística con la agencia Télam que “se han registrado cambios en relación con la trata con fines de explotación sexual. Hemos tenido un incremento enorme de casos de captación por redes sociales. Por eso también tanta actividad del equipo de monitoreo de avisos de oferta sexual. Allí hay una amplia gama de víctimas, porque los tratantes estudian el mercado. Según la edad, el género, situación social y familiar. Hubo una serie de casos en los cuales convocaban a mujeres para hacer presencia o promociones en boliches, incluso para el exterior. Las encontraban por redes sociales y hacían las entrevistas en el lobby de un hotel céntrico porteño”.

El despliegue de las fuerzas de seguridad y de la Justicia para detectar casos de trata debe readecuarse permanentemente, según las nuevas modalidades, pero requiere también de la colaboración social. Las víctimas de este delito aberrante muchas veces interactúan con otras personas, que, en caso de identificar situaciones sospechosas, deben dar aviso a las autoridades a los fines de contribuir al rescate y al castigo a los culpables.

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