Un clásico de los argentinos, y particularmente de los catamarqueños, es la costumbre de correr detrás de los acontecimientos. Nos preocupamos por los temas cuando cobran vigencia por algún motivo. Y después que esa vigencia se va difuminando, nos olvidamos del problema, por más importante que sea.
Pese a ser una provincia donde los sismos son una constante, Catamarca carece de una conciencia respecto de los protocolos a seguir en caso de emergencia. Coherente con la costumbre mencionada más arriba, solo nos preocupamos por generar la conciencia cuando la tierra tiembla bajo nuestros pies. La proliferación de simulacros que siguió al terremoto de 2004 corrobora lo dicho. Pero los chicos que ingresaban a la primaria en aquel año y que seguramente vivieron con especial atención aquellos procedimientos simulados de evacuación de edificios y todas las conductas a seguir obligatoriamente para minimizar las probabilidades de daños humanos, hoy tienen 25 años. En los últimos años los ensayos de este tipo han sido las excepciones que confirmaron la regla.
El geólogo y profesor universitario Lorenzo Parra fue tajante en diálogo con El Ancasti al sostener que los catamarqueños “estamos totalmente relajados”. Y marcó también la necesidad de constatar los inmuebles que se encuentran en peligro de derrumbe en caso de que sobrevenga un sismo fuerte. “Evidentemente después del sismo de septiembre de 2004 hicimos muchos simulacros, pero hoy estamos totalmente relajados. Una propuesta mía fue que se haga un relevamiento de las casas que no son sismorresistentes y a esa gente se les podría informar acerca de su situación, las consecuencias, como un protocolo para que sepan cómo accionar en caso de un sismo”, dijo.
El tema y la preocupación se reactualizaron el pasado viernes, jornada en que se produjo un movimiento sísmico de 4,8 de magnitud en Andalgalá que se sintió en casi toda la provincia y provincias vecinas. Dos días antes se había hecho público el nuevo mapa de la peligrosidad sísmica en la Argentina elaborado por el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES), con datos nuevos luego de 40 años. En él Catamarca aparece con riesgo moderado, mayor que todo el centro, este y sur del país pero menor que la zona “caliente”, ubicada en San Juan y Mendoza. Parra advirtió que, de todos modos, nuestra provincia “tiene muchos ambientes y distintos tipos de rocas, por lo tanto el comportamiento sería distinto en la cordillera que en los valles o en algunas zonas”. Está claro, y la historia lo ha demostrado, que el riesgo moderado puede ser grave en cualquier momento.
De modo que sería muy provechoso que los simulacros y los protocolos respecto de cómo actuar en edificios públicos o privados se realizaran de un modo permanente –por ejemplo, como actividad obligatoria en las escuelas- a los fines de que todos los catamarqueños estemos preparados para afrontar de la mejor manera posible estos sucesos repentinos y peligrosos, y no totalmente relajados.n