“Me dijeron que era un garca”, fue la frase de un testigo que hizo quebrar a Martín Del Río en la segunda audiencia del juicio por jurados por el doble parricidio de Vicente López.
“Me dijeron que era un garca”, fue la frase de un testigo que hizo quebrar a Martín Del Río en la segunda audiencia del juicio por jurados por el doble parricidio de Vicente López.
Pero no sería la única vez que al acusado de matar para esconder sus desmanejos financieros se le caerían las lágrimas. También lo hizo cuando una íntima amiga de su madre dijo quererlo mucho.
Luego, esa misma testigo, quien lo conoce desde que es un niño, lo identificó en la prueba conocida como el hombre caminante, que apunta a que el imputado es el asesino de José Enrique Del Río y María Mercedes Alonso y que se apoya en videos de las cámaras de seguridad y los movimientos de su celular. Fue otro aval más para la teoría de los fiscales Alejandro Musso, Gastón Larramendi y Marcela Semería.
La primera declaración con la que el acusado se angustió este miércoles fue la de Ezequiel Jarsrosky, ahora ex dueño del departamento ubicado en el piso 31 del edificio Chateau, al que Del Río hijo le había prometido a sus progenitores que se mudarían antes de que aparecieran asesinados en su casona de Melo 1101 de Vicente López.
El testigo, citado por la fiscalía, llegó a la sala del Tribunal N°7 de San Isidro y contó ante el jurado que conoció al imputado en 2021, cuando se presentó interesado en un departamento que tenía en alquiler en la conocida torre ubicada en avenida Del Libertador.
Fue con la representante de una inmobiliaria, de nombre Paola, quien Jarsrosky meses después notó que también era su amante.