El auge de las redes sociales ha acrecentado el debate respecto de su utilidad. Es decir, si tienen una función social positiva o negativa. Si el propósito es dirimir la controversia de un modo definitivo, habrá que decir que se trata de un esfuerzo inconducente. Las redes sociales, como la tecnología en general, no son ni buenas ni malas en sí mismas; todo dependerá del uso que se les dé.
Es muy frecuente cuestionarlas como vehículos a través de los cuales se transmiten discursos agresivos o de odio o, destinados a manipular a los usuarios con información tendenciosa, tergiversada o directamente falsa. Razón no le faltan a estas críticas. Pero también las redes cumplen, en determinadas circunstancias, funciones que son muy valoradas.
Un reciente informe de la organización Missing Children Argentina, por ejemplo, sostiene que “en nuestra experiencia, el uso de las redes (Facebook, Instagram, X) ha sido altamente positivo en cuanto a la inmediatez y la posibilidad de multiplicar la difusión de las búsquedas. Esto sin duda deviene en una mayor celeridad en las resoluciones. Nos consta que a través de esas difusiones se logra un compromiso del público en general, que comparte las imágenes de inmediato: miles de usuarios de redes las reciben simultáneamente y a su vez ayudan a propagarlas a nivel nacional e internacional”.
Missing Children Argentina es una organización no gubernamental sin fines de lucro que se ocupa de la búsqueda de niños perdidos en la Argentina. Surgió a fines de 1999, cuando el Centro Internacional para Chicos Perdidos y Explotados (creado en los Estados Unidos) se contactó con una red solidaria, conocida como el Centro Internacional (ICMEC), para proponer una creación de la entidad que llevara el mismo nombre en el territorio argentino con características similares.
En las campañas de búsqueda a través de redes sociales colaboran influencers y usuarios comunes. Además del trabajo de esta organización, es muy común que se organicen búsquedas de personas perdidas a través de redes a partir de información proporcionada por fuerzas de seguridad, en base a denuncias formales. Es importante, en estas circunstancias, verificar con precisión la información que se difunde y corroborar si se trata de una búsqueda actual. Muchas veces, en el afán de colaborar, se comparte información incorrecta o desactualizada.
Hay un peligro adicional, que con claridad señala Missing Children: “Somos conscientes de los peligros que conlleva el uso de redes, fundamentalmente para niños y adolescentes. Entre nuestros buscados, muchos son víctimas de grooming y de otros delitos cibernéticos.”
De modo que es preciso que la difusión de personas perdidas, en la que pueden colaborar todos los usuarios de redes, se haga responsablemente y chequeando la veracidad y actualidad de la información. Y que las autoridades hagan un seguimiento eficaz para evitar situaciones no deseadas y en ocasiones con final trágico.