miércoles 20 de marzo de 2024
Editorial

La moda contamina (las mentes y el ambiente)

Las modas se imponen por razones comerciales. La industria textil necesita que las indumentarias...

Las modas se imponen por razones comerciales. La industria textil necesita que las indumentarias se renueven permanentemente para incrementar su rentabilidad. La ecuación es fácilmente comprensible: si la ropa dura poco, las ganancias se incrementan. Si, por el contrario, dura mucho, las ganancias son menores.

Las campañas publicitarias propician la renovación constante de la ropa. Lo que está de moda un año, ya "no sirve" para el otro. No toda la población, por una cuestión de ingreso, puede "seguir la moda". Pero aun las personas que no tienen altos ingresos cada vez gastan más, proporcionalmente respecto de otros gastos, en vestirse. Y los que tienen escasos ingresos recurren a ropa de baja calidad, muchas veces imitación de las grandes marcas. Y como es de baja calidad, dura poco tiempo.

De modo que cada vez se desecha la ropa más rápidamente. Estudios específicos consignan que el 60% de las prendas se desecha antes de cumplir un año desde su fabricación. El ritmo es mucho más veloz que antes: el doble de lo que ocurría hace apenas dos décadas.

Esta dinámica de la moda ha provocado que la industria textil se convierta, según un informe de la Organización de las Naciones Unidas, en la segunda más contaminante del mundo. Es, según el estudio, la responsable del 20% del uso del agua dulce y de la generación del 10% del total de las emisiones globales de carbono.

La Organización Mundial de la Salud, mientras tanto, especifica que el sector de la moda usa 93 mil millones de metros cúbicos de agua por año, una cantidad suficiente como para abastecer a 5 millones de personas. Asimismo, es responsable del 20% del desperdicio global de agua.

Pero además del costo ambiental de la producción textil, hay otro adicional, que también afecta al medio ambiente. Toneladas y toneladas de ropa se tiran a la basura cada día en todo el mundo. Las telas, al descomponerse, como sucede con cualquier tipo de desecho, libera en el medio ambiente gases tóxicos como el dióxido de carbono y metano. Simbólico es, en este sentido, el basurero de ropa más grande del mundo, localizado en el desierto de Atacama, en Chile, el país que más importa ropa usada de Sudamérica. Se calcula que de las 59.000 toneladas que entran al año, más de la mitad va a parar a vertederos clandestinos.

Hay transformaciones estructurales que deben realizarse para evitar el nivel de contaminación que provoca la industria textil. Pero también las decisiones individuales pueden gravitar eficazmente. Maite Durietz, licenciada en gerenciamiento ambiental y especialista en sustentabilidad lo explica de esta manera: "Necesitamos mejores prácticas en la etapa de producción y transporte, basadas en modelos más circulares. Sin embargo, el papel de cada uno de nosotros como consumidores es fundamental. Cada compra que realizamos es un voto a una marca y a todo un proceso de producción, incluyendo sus impactos sociales y ambientales. Si tomamos mejores decisiones a la hora de comprar, la industria inevitablemente va a cambiar". n

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