El 4 de septiembre del 2020 Gustavo Aguirre se hizo cargo del Ministerio de Seguridad y designó como Jefe de Policía a Ángel Ignacio Agüero, un comisario retirado y licenciado en Seguridad que se venía desempeñando como Secretario de Protección Ciudadana.
En sus primeras palabras Agüero sorprendió al hablar de una reestructuración en el paradigma de la formación policial y prometió “cambiar la doctrina policial que se arrastra desde hace varios años”. Destacó el valor de las capacitaciones y mencionó la importancia de “un cambio generacional en donde poco a poco vamos aprendiendo y adaptándonos, se dejan de lado muchos prejuicios y la cultura machista que nos marcó desde que nacimos".
De momento queda la incógnita si estas palabras fueron meras declamaciones o si en los próximos años la comunidad podrá contar con uniformados con otra preparación. En ese orden, el anuncio de prolongar a dos años la duración de la carrera de Agente en la Escuela de Suboficiales, es una buena señal.
En sus primeros pasos al mando, Agüero prometió ser implacable con aquellos uniformados que cometan delitos. “En ningún momento vamos a avalar conductas ilegales por parte del personal policial”, dijo. Sus declaraciones fueron estridentes y el tiempo lo contradijo.
Menos de un año después se conoció que al menos quince policías que estaban en situación de disponibilidad, fueron reincorporados a la fuerza. Todos con causas penales de diversa índole: violencia de género y familiar, corrupción, privación de la libertad, entre otros. Agüero justificó su decisión en la demora de las resoluciones judiciales. Dijo que había policías que estaban hace cuatro años en situación de disponibilidad porque todavía no habían sido juzgados. En el repaso de cada caso surgió que los expedientes estaban en etapa de investigación o que fueron enviadas a juicio y aún esperan fecha de debate.
La decisión del jefe policial quedó sin efecto ya que una semana después el ministro Aguirre resolvió ir marcha atrás y los policías involucrados no fueron reincorporados. Como si el cimbronazo no fuera suficiente para Agüero, el ministro le quitó a la Jefatura Policial la facultad de decidir los pases a disponibilidad. Dicha labor quedó en manos de Asuntos Internos.
Otro incidente que marcó la gestión del jefe saliente fue el desmantelamiento de divisiones claves en la estructura policial como Trata de Personas, Homicidios e Investigaciones, cuyo personal especializado, capacitado durante varios años fue trasladado a otras dependencias.
Se le puede reconocer a Agüero que durante su gestión se creó la División Ciberdelitos, que desde su funcionamiento –marzo del 2021 – capturó a sospechosos de casos de grooming, distribución de material de abuso sexual infantil o de estafas virtuales.
Ya en el último tramo de la gestión ocurrió un hecho que sigue pendiente de resolución hasta la fecha: el crimen del exministro Juan Carlos Rojas, cuya labor de la División Homicidios fue duramente cuestionada puertas adentro en la Justicia y también por la familia del sindicalista.
En lugar de Agüero fue designado el comisario Ulises Córdoba, quien proviene de la Unidad Regional N° 1 y cuyo nombre fue elegido cuando en la danza de postulantes sonaban otros de mayor peso en la fuerza. El desafío de Córdoba será lograr contrarrestar los casos de apremios policiales e impulsar un mayor acercamiento de la institución a la comunidad, entre otros aspectos.