El consenso social que abriga la pelea de la familia universitaria contra el ajuste de Javier Milei le proporciona a la Unión Cívica Radical elementos para tratar de disimular su pronunciado retroceso político.
El consenso social que abriga la pelea de la familia universitaria contra el ajuste de Javier Milei le proporciona a la Unión Cívica Radical elementos para tratar de disimular su pronunciado retroceso político.
La causa trasciende largamente al partido, pero el hecho de controlar las estructuras burocráticas de la educación superior le abre espacio para intentar apoderarse de ella, maniobra que, acalladas las euforias coyunturales de las movilizaciones, deja al descubierto la precariedad estructural: la universidad pública es el último refugio del radicalismo, esperanza postrera de resurrección. Lo cual equivale a decir que la gravitación del radicalismo se circunscribe a Franja Morada.
Esta característica hace que hasta la disputa por un centro de estudiantes se convierta en acontecimiento central para dar cuenta de que la UCR aún tiene chances de sobrevida, restringida como está por la ausencia de liderazgos y las fracturas en cualquier otro ámbito de la discusión pública.
Las razones de los cascoteados boinablancas para aferrarse al enclave académico y postularse como paladines inobjetables de su defensa surgen claras en Catamarca. Eduardo Brizuela del Moral saltó a la intendencia de la Capital primero y a la Gobernación después desde el rectorado de la UNCA. Flavio Fama fracasó en seguir el mismo derrotero, pero es senador nacional y no ceja en sus empeños, compitiendo ahora por el protagonismo como abanderado universitario con Oscar Arellano, quien lo sucedió al frente del rectorado y busca al parecer insertarse en la reyerta política mayor. Julio Salerno también pasó de rector de la UNCA a diputado provincial; no le dio para más porque su carrera fue contemporánea a la etapa más exitosa de Brizuela del Moral.
La importancia política que tiene la estructura universitaria para los radicales alcanza en Catamarca el paroxismo y es justo subrayar la condición pionera, o prefigurativa, de la provincia: Martín Lousteau, senador nacional de CABA, es proyecto presidencial menos de la UCR que del vicerrector de la Universidad Nacional de Buenos Aires Emiliano Yacobitti, pieza central de la estructura boinablanca porteña, que se inició en Franja Morada.
Habría que ver qué impacto tuvo el ajuste de Milei, pero el de la UNCA era hasta el año pasado el tercer presupuesto de la Provincia, solo por debajo del Gobierno y la Municipalidad de la Capital. Equivalía al 44% del presupuesto de San Fernando del Valle, quintuplicaba a los de Valle Viejo y Tinogasta, cuatriplicaba al de Andalgalá.
El potencial de tamaña caja para solventar las aspiraciones de sus administradores se complementa con su autonomía, pues proviene completa de la Nación y está exenta del escrutinio de organismos de control provincial como el Tribunal de Cuentas. Es un instrumento político de primera magnitud, lo cual detona cada tanto polémicas sobre su manejo más furiosas incluso que las de la política extraacadémica.
Proverbial aguafiestas, la izquierda se encargó de subrayar el provecho que los radicales obtienen como partido universitario en vísperas de la marcha de hoy, que promete ser multitudinaria.
La Unión de Juventudes por el Socialismo y la juventud del Partido Obrero convocaron a conformar una columna diferenciada “exigiendo a las autoridades universitarias y a las agrupaciones como Franja Morada la continuidad de la lucha, denunciando que colocan los intereses corporativos de los rectores y las agrupaciones por sobre las necesidades de la comunidad universitaria”.
“No compartimos la posición de dirigentes políticos que defienden a capa y espada las políticas de ajuste de Milei y después intentan lavar las culpas marchando por la Universidad, este es el caso de los dirigentes radicales, como Tiago Puente, Francisco Monti, Flavio Fama”, advirtieron.
Pobres radicales. Estos zurdos, como Milei, les quieren sacar hasta el manejo de las fotocopiadoras.