El Obispo llamó a "arrepentirnos de nuestros pecados"
Pidió a los fieles "hacer profundos exámenes de conciencia para iniciar el camino de la reconversión".
Durante la tarde del viernes 10 de enero, el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanc, dio inicio al Año Jubilar Ordinario 2025 en el histórico templo San José de Piedra Blanca, tierra natal del Beato Mamerto Esquiú, al cumplirse el 142º aniversario de su fallecimiento.
Con la apertura de esta Puerta Santa, para el Decanato Centro, se completó el cronograma que arrancó en la Catedral Basílica y Santuario de la Virgen del Valle, y continuó en la capilla San Maximiliano Kolbe del Servicio Penitenciario Provincial y el Santuario de la Gruta de la Virgen del Valle, para el Decanato Capital, el Santuario de Nuestra Señora de Belén, para el Decanato Oeste, y El Suncho, para el Decanato Este, constituidos en los centros de peregrinación dispuestos en el territorio diocesano para obtener las indulgencias plenarias en este año de gracia y conversión.
La Santa Misa siguió de la forma habitual, siendo presidida por Mons. Urbanc, quien en su homilía manifestó que “ésta es la última celebración que presido con aperturas del Año Santo, en este caso en el templo parroquial de San José de Piedra Blanca, al frente de donde nació y fue creciendo nuestro querido Beato Esquiú. He comenzado abriendo la Puerta Santa de la Iglesia Catedral, el 29 de diciembre, el 30 lo hice en el Servicio Penitenciario, el 1 de enero en el Santuario la Gruta de la Virgen, el 4 en el Santuario de la Virgen de Belén, para el Decanato Oeste, hoy a la mañana en El Suncho, para el Decanato Este, y en esta tarde, para el Decanato Centro. Así que tenemos en seis lugares la posibilidad de que a lo largo de este Año Jubilar 2025 podamos de verdad experimentar el júbilo interior de habernos reencontrado con Cristo Jesús Nuestro Señor, quien hace 2025 años ha nacido en este mundo como uno de nosotros. Este Jesús es el centro de nuestra vida”.
Además, afirmó que “este Año Jubilar nos está preparando para llegar al otro punto de inflexión de la vida de Cristo, que es su muerte y su resurrección, acontecimiento del cual vamos a celebrar los 2000 años en el 2033”.
Luego comentó que “el Papa San Juan Pablo II ha querido que el misterio del Nacimiento del Hijo de Dios se lo celebre cada 25 años, que ocupe el centro de atención de todos los cristianos y del mundo entero, porque si los cristianos ponemos en evidencia que Jesucristo ocupa el centro de nuestras vidas, el mundo va a conocerlo. Por eso hay un gesto muy importante que les pido que lo hagan, háganse un pesebre, para que todo el año esté expuesto en nuestras iglesias, en las oficinas públicas, en las escuelas”.
En otro tramo de su predicación dijo que “este Año Jubilar tiene la particularidad de hacer peregrinaciones, fíjense que el lema propuesto es ‘Peregrinos de la esperanza’, quiere decir que la palabra esperanza está en el centro.
Y hay verdadera esperanza en el ser humano porque el Hijo de Dios vino a este mundo y está viniendo de vuelta para su segunda venida gloriosa.
En la primera, vino en la humildad de la carne, en la segunda vendrá como juez para darle a cada quien lo que le corresponde”.
También resaltó que éste “será un año en que tendremos que celebrar el sacramento de la Reconciliación”, por ello consideró que será propicio para “hacer profundos exámenes de conciencia, arrepentirnos de nuestros pecados”, para “iniciar el camino de purificación, de arrepentimiento, de conversión.
Aprovechemos este año, es una oportunidad única, recién la vamos a tener dentro de 25 años”.