jueves 25 de mayo de 2023

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Cara y Cruz

El método Aybar

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Cuando se le agotó el margen para continuar dilatando el proceso por abuso sexual en su contra, Enrique Aybar movilizó a los acólitos acumulados a lo largo de tres mandatos como intendente para tratar de convertir la causa judicial en un ataque al pueblo de Puerta de Corral Quemado. Como el juicio se tramitaba en Capital, el erario municipal que administraba a discreción costeaba los más de 700 kilómetros ida y vuelta que debían recorrer los piquetes para instalarse en las puertas de tribunales, estadía incluida. Igual lo condenaron, pero hizo escuela.

Elementos de su “modus operandi” pueden encontrarse, por caso, en la conducta del intendente de Santa Rosa Elpidio Guaraz, otro bachiller en darle largas a los juicios por ultraje, quien asignó a su hermana Esther la conducción de la innovadora Liga Feminista del Este, primera organización de género nacida para defender reos de abuso, además de inaugurar en el municipio la Casa de la Mujer, instituto ciertamente exótico si se considera el contexto.

Francisco Gordillo, intendente de Pomán acusado por violencia de género por su exesposa, se postula ahora como aventajado epígono de Aybar.

En lugar de esperar, como los colegas que lo precedieron, el siempre lerdo andar de los expedientes judiciales, alistó a su gente para el contraataque de inmediato. También exhibió mejores reflejos en la manipulación de los instrumentos institucionales a su alcance. La movida se disparó primero por la radio municipal pomanista, e incluyó un pronunciamiento del Partido Justicialista de Pomán a través de un comunicado que lo elogia como imbatible “líder y conductor” del distrito.

Para no desmerecer a Aybar y Guaraz, debe señalarse que Gordillo cursa con el hándicap de ser el patriarca de los intendentes catamarqueños y el que puso la piedra angular de la reelección indefinida que beneficia a todos los que no incurrieron en la torpeza de sancionar una Carta Orgánica.

Comanda Pomán desde 1999 y obtuvo la primera sentencia favorable al tercer mandato de catamarca en 2007. Cuarto de siglo en la poltrona, con interregnos para ocupar los ministerios de Gobierno, Desarrollo Social y Educación en la Provincia: ha de admitirse que es tiempo más que suficiente para cultivar lealtades de todo tipo, en una comunidad donde ser extranjero del presupuesto municipal puede equivaler al exilio si uno tiene la desgracia de malquistarse con el intendente.

Para repeler objeciones políticas, los infractores de los principios de género coinciden en replegarse en sus territorios y estimular sentimientos localistas, en el linde conceptual de prestigiar abusos como ingredientes irrenunciables de la identidad.

Esto es particularmente notorio en el caso de las repulsas gordillistas, que no se privaron de identificar a las diputadas oficialistas Cecilia Guerrero, Adriana Díaz y Verónica Mercado como arietes de las injurias contra el “líder y conductor”.

Salvo el diputado Hugo “Grillo” Ávila, ningún hombre fue sindicado como enemigo de la esencia pomanista. Es lógico, porque ninguno dijo una palabra sobre el incidente.

El mutismo masculino, criticado por Guerrero, presidenta de la Cámara de Diputados, admite más de una interpretación, ninguna digna.

La de la prescindencia cómplice es una, pero la ausencia de respaldos a los transgresores marca también el carácter vergonzante de quien apuesta a que el mero paso del tiempo acalle el escándalo y lo libere de una situación incómoda.

En cualquier caso, lo evidente es el aislamiento al que son sometidos abusadores y violentos en el terreno de la opinión pública: si bien el que calla otorga, no se los condena, pero tampoco se los apoya.

Gordillo introdujo un elemento que problematiza tan cómoda posición.

Hay un pronunciamiento oficial del PJ de Pomán. El procedimiento institucional seguido para tomar la decisión de elaborarlo y difundirlo es un interrogante menor frente a otro: ¿Qué opinará el PJ provincial al respecto? ¿También optará por la abstención vergonzante?

Lo preside Lucía Corpacci y el orden de prioridades justicialista es célebre: primero la Patria, después el Movimiento y por último, si queda casillero, los hombres.

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