23 de abril de 2022 - 23:03 Ayer por la tarde y con la Bajada de la Sagrada Imagen de la Virgen del Valle desde el Camarín de la Catedral hasta el Paseo de la Fe, Catamarca dio inicio a las fiestas en honor de la Virgen. Las festividades se enmarcan en el 131° aniversario de la Coronación Pontificia de la Pura y Limpia Concepción del Valle, y en el tiempo de preparación para vivir el Sínodo de la Sinodalidad, convocado por el Papa Francisco, y de la Asamblea Diocesana de este año.
La tradicional ceremonia fue presidida por el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanc, quien trasladó en brazos a la bendita Imagen, acompañado por sacerdotes del clero diocesano, hasta el atrio de la Catedral Basílica y Santuario mariano.
En el Paseo de la Fe la esperaba los devotos, quienes fueron testigos una vez más de este emotivo momento en que la Madre de Jesús se acerca a su pueblo para inundar de gracia los corazones. Vivas, pañuelos flameando y rostros emocionados fueron los gestos de esta jornada mariana.
A los fieles apostados enfrente del Santuario se sumaron muchos a la transmisión de las redes sociales de la Catedral y del Obispado, con legua de señas; y de los diferentes medios de comunicación social.
Participaron autoridades provinciales y municipales, encabezadas por el Vicegobernador, Rubén Dusso, y el Intendente de San Fernando del Valle de Catamarca, Gustavo Saadi, respectivamente; legisladores provinciales y nacionales, y de las Fuerzas de Seguridad.
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Emoción. Tras dos años los fieles vivieron de muy cerca la bajada.
En el momento de su reflexión, Mons. Urbanc destacó que este año, honramos a la Madre del Valle “trabajando la dimensión sinodal de la Iglesia y preparando nuestra Asamblea Diocesana que tendrá lugar el uno de octubre venidero, Dios mediante”.
Se refirió a la Palabra de Dios, tomada del libro de los Hechos de los Apóstoles 2,42-47, en la que afirma que “‘todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común’, es decir, que creían y se amaban de verdad, y, además, ‘todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones’, es decir, celebraban la fe. Esto derivaba en que ‘eran queridos por todo el pueblo”.
Hacia el final, le pidió a la Virgen del Valle “que nos enseñes el camino y nos muestres cómo alcanzar el objetivo que nos hemos propuesto de ser más sinodales en nuestro modo de pensar, dialogar, sentir y obrar. No permitas que perdamos el rumbo, ni que la ignorancia o la presunción nos lleve por falsos caminos. Alcánzanos del Espíritu Santo el don del discernimiento para que lo que decidamos no esté contaminado de prejuicios o falsos razonamientos. Condúcenos a la unidad inspirados en tu amor maternal, en tu ejemplo de fe, esperanza y amor y en tu fidelidad a la Voluntad de Dios”.
En el momento de la Adoración a Jesús Sacramentado se rezó la oración por la Canonización del Beato Mamerto Esquiú.
Y luego de la bendición final con el Santísimo, mientras las campanas echaban a vuelo, la Imagen ingresó al templo.