El secretario de Transporte de la Nación, Franco Mogetta, difundió un comunicado interno de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) que considera “una provocación” por parte de Aerolíneas Argentinas y del Gobierno que tanto los pilotos como sus familiares ya no puedan tener garantizados sus vuelos gratuitos de vacaciones en la clase “Business” y deban conformarse con la clase “Turista”.
Si algo faltaba para caracterizar los jerarcas y empleados jerarquizados de Aerolíneas como casta, este lamento porque se le degrade la canonjía de “Business” a “Turista” viene a completar el retrato.
¿Qué es esto de tener que someterse a viajar en compañía de un plebeyaje tan indigno que hasta se tiene que pagar su propio pasaje? Inadmisible riesgo. Todavía la sangre azul de la familia aeronáutica se va a contaminar con la de tamaños piojosos.
El comunicado es una delicia de enajenación.
“La empresa Aerolíneas ha decidido generar un incumplimiento más a nuestro Convenio Colectivo de Trabajo (CCT): de manera unilateral ya no confirma los pasajes vacacionales en Business, lo hace en Turista y solo realiza el upgrade en el aeropuerto, siempre que haya disponibilidad”, se quejan los pilotos.
El “upgrade” permite pasar de una categoría inferior a otra superior sin costo adicional. Estos atrevidos de la patronal de Aerolíneas no solo bajan la categoría de la prebenda gratuita, sino que condicionan la posibilidad de que recategorizarse a que “haya disponibilidad” de asientos en “Business”.
¿Y cómo era hasta ahora? ¿La empresa debía privarse de vender pasajes en “Bussines” para regalárselos a los pilotos y sus familiares? Nótese que los pilotos se sienten afectados en su abolengo por la baja de categoría. En ningún momento se quejan porque tengan que pagar. Capaz que ahora Aerolíneas resigne ventas de vuelos turista para poder sostenerles las pretensiones oligárquicas.
“Se trata de una nueva provocación que solo busca agravar aún más el conflicto, violentando nuevamente el CCT. Más allá de realizar las denuncias pertinentes, continuaremos en la lucha por la defensa de nuestros derechos, del CCT y de una retribución justa y acorde a nuestra función”, advierte APLA, al mando de Pablo Biró.
Difícilmente pueda encontrarse una explicación razonable a este beneficio de los vuelos gratis para los pilotos y sus familias.
El sueldo promedio de los pilotos de Aerolíneas es de 5,2 millones de pesos, lo que ya los ubica con todo derecho dentro de los oligarcas de las empresas y reparticiones del Estado con salarios fuera de escala.
¿Por qué los pilotos deben tener pasajes gratis? ¿Acaso los agentes de la AFIP no pagan impuestos? ¿Los de la ANSES tienen jubilaciones diferenciadas cuando se retiran?
Es absurdo, dentro del absurdo general que son las escalas salariales de las jerarquías en estos enclaves de privilegio.
Mientras tanto, el veto de Javier Milei a la reforma jubilatoria quedó firme con el argumento de mantener el equilibrio fiscal. La mejora para los jubilados vetada era una burla: no llegaba a los 20 mil pesos en la mínima.
El Gobierno y sus aliados, tránsfugas incluidos, arguyeron que representaba un gasto adicional del 0,44% del PBI, inconciliable con el sacralizado “déficit cero”. ¿Qué porcentaje del PBI representarán los sueldos de los oligarcas que parasitan empresas y reparticiones estatales? Sería interesante saberlo.
Por supuesto, ni a la casta aeronáutica ni a sus pares los reprimen con el entusiasmo que se prodiga a los viejos que van a protestar al Congreso para tratar de que sus magras jubilaciones no sigan siendo carcomidas por la inflación.
Perfecta síntesis de época: a los pilotos apenas les bajan la categoría del vuelo gratis, a los jubilados les niegan un aumento de hambre, los apalean y gasean mientras el precio de los medicamentos se les va por las nubes.